«Las estrellas y constelaciones del cielo dejarán de dar su luz; el sol se oscurecerá apenas salga, y la luna no brillará» (Isaías 13:10).
¿No es este un hermoso día para continuar nuestra aventura? No hay ni una nube en el cielo. Espera, ¿por qué todo se está poniendo oscuro? No hay nubes, ni es hora de que oscurezca. ¡Es un eclipse! La Luna está pasando exactamente entre la Tierra y el Sol, y por eso todo se está poniendo oscuro. ¡Qué asombroso! ¿No es así? ¿Sabías que en la noche también puede haber eclipses? Cuando la Tierra pasa exactamente entre el Sol y la Luna, esta se oscurece. Y es porque la Luna también depende del Sol para reflejar su luz.
Hay días en que sentimos como si hubiera un «eclipse» en nuestro corazón, o como si nos hubiéramos apartado del amor de Dios. Pero no creamos eso ni un momento. Romanos 8:39 dice que «ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios, ¡nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!». Nada podrá separarnos del amor de Dios. La Tierra puede separar el Sol de la Luna y provocar que esta se apague, pero nada podrá jamás separarnos a nosotros del amor de Dios.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush