La mañana viene para ti, morador de. la tierra; el tiempo viene, cercano está el día (Ezequiel 7:7).
Cada vez que leo este capítulo me doy cuenta de que Dios está anunciando una sentencia sobre el mal y sobre los que lo cometen. Si traigo ese texto al presente, puedo oír a Dios diciéndome: «La mañana viene para ti, Rut; el tiempo viene, cercano está el día de tu encuentro conmigo». ¿Qué impresión te causa colocar tu nombre en este versículo?
Vivimos en un mundo que se ha convertido en una noche extensa que oculta bajo su negro manto las maldades humanas. ¿Qué significa para ti anhelar la llegada cíe la mañana? Recuerdo que cuando era pequeña y sentía miedo de la oscuridad me refugiaba en la cama de mis padres hasta que llegaba la luz del sol. Sentía que nada me podía hacer daño si mis padres estaban presentes. Esa es una lección que debemos llevar con nosotros a través de los años: no tenemos que tener ningún temor, porque nuestro Padre nos acompañará hasta que llegue la mañana.
Aunque la mañana para algunos es seguridad, para otros no es más que otro día de espera para sumirse en la desesperación de una nueva noche tormentosa. Como cristianas debemos alegrarnos con la llegada de la mañana gloriosa, esa mañana que. nos librará de tantos tormentos. «La mañana reina ya en mi corazón», es la afirmación del compositor de un hermoso himno que expresa el anhelo de vivir esa manaría eterna. Y prosigue diciendo: «Toda sombra ha disipado mi Señor. Yo cantando alegre voy, porque con Jesús estoy. La mañana reina ya en mi corazón». ¿Es posible sentir la experiencia gratificante que nos permite vivir esa mañana anticipadamente?
Si depositas en Jesús tu confianza, sabiendo que el mañana traerá la luz de! sol sobre tu vida, entonces las palabras «la mañana viene sobre ti» se convertirán en un mensaje de ánimo, esperanza y paz. Prepárate para la mañana gloriosa del pronto regreso de tu Salvador, pero eleva también una constante oración: «Señor, hasta que llegue la mañana, no me sueltes de tu mano».
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Cada vez que leo este capítulo me doy cuenta de que Dios está anunciando una sentencia sobre el mal y sobre los que lo cometen. Si traigo ese texto al presente, puedo oír a Dios diciéndome: «La mañana viene para ti, Rut; el tiempo viene, cercano está el día de tu encuentro conmigo». ¿Qué impresión te causa colocar tu nombre en este versículo?
Vivimos en un mundo que se ha convertido en una noche extensa que oculta bajo su negro manto las maldades humanas. ¿Qué significa para ti anhelar la llegada cíe la mañana? Recuerdo que cuando era pequeña y sentía miedo de la oscuridad me refugiaba en la cama de mis padres hasta que llegaba la luz del sol. Sentía que nada me podía hacer daño si mis padres estaban presentes. Esa es una lección que debemos llevar con nosotros a través de los años: no tenemos que tener ningún temor, porque nuestro Padre nos acompañará hasta que llegue la mañana.
Aunque la mañana para algunos es seguridad, para otros no es más que otro día de espera para sumirse en la desesperación de una nueva noche tormentosa. Como cristianas debemos alegrarnos con la llegada de la mañana gloriosa, esa mañana que. nos librará de tantos tormentos. «La mañana reina ya en mi corazón», es la afirmación del compositor de un hermoso himno que expresa el anhelo de vivir esa manaría eterna. Y prosigue diciendo: «Toda sombra ha disipado mi Señor. Yo cantando alegre voy, porque con Jesús estoy. La mañana reina ya en mi corazón». ¿Es posible sentir la experiencia gratificante que nos permite vivir esa mañana anticipadamente?
Si depositas en Jesús tu confianza, sabiendo que el mañana traerá la luz de! sol sobre tu vida, entonces las palabras «la mañana viene sobre ti» se convertirán en un mensaje de ánimo, esperanza y paz. Prepárate para la mañana gloriosa del pronto regreso de tu Salvador, pero eleva también una constante oración: «Señor, hasta que llegue la mañana, no me sueltes de tu mano».
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera