Lugar: Grecia
Palabra de Dios: Filipenses 4:12
En la antigua Grecia, a veces se utilizaban fábulas como una manera divertida e indirecta de ilustrar una verdad moral. Hoy en día, tenemos una colección de unas doscientas fábulas escritas por un hombre llamado Esopo. No sabemos con seguridad si Esopo fue una persona real o un nombre que alguien inventó, pero sus historias se han transmitido de generación en generación.
Una de las fábulas de Esopo es acerca de un perro glotón. Un día, el perro vio un trozo de carne tirado sobre el suelo y lo arrebató. Sosteniendo firmemente la carne en sus mandíbulas, huyó.
Pronto, el perro llegó a un arroyo que tenía un tronco que lo atravesaba. Mientras cruzaba el tronco, miró hacia abajo y vio a otro perro observándolo desde el agua, allá abajo. El que estaba en el agua también tenía un trozo de carne. El perro no se dio cuenta de que era su propio reflejo.
"Ese trozo de carne es más grande y mejor que el mío", pensó. Abrió su boca para robarle la carne al otro perro. Pero, al hacerlo, dejó caer su trozo de carne y lo perdió, en su codicia.
El apóstol Pablo escribió: "Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez".
No seas codicioso. Ponte contento con lo que Dios te ha dado.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson