Lugar: Suiza
Palabra de Dios: Mateo 13:45,46
Jesús relató la parábola de una perla preciosa de inestimable valor. El dijo: "También se parece el reino de los cielos a un comerciante que andaba buscando perlas finas. Cuando encontró una de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró". No sabemos qué tipo de perla encontró el comerciante, pero debió haber sido muy rara.
En noviembre de 1999, un comprador europeo anónimo compró un collar de perlas en Ginebra, Suiza. El collar consistía en una sola vuelta de 41 perlas grandes, con un broche compuesto por un grupo de diamantes. Supuestamente, María Antonieta, reina de Francia a fines del siglo XVIII, usó esta exquisita pieza de joyería.
Hoy, el valor de las perlas depende de varios factores, incluyendo forma, el tamaño y el color. Aparentemente, este collar de perlas era muy valioso, porque el comprador pagó el precio más alto que alguna vez se haya pagado por pieza de este tipo. ¿Cuánto pagó? ¿Cientos de dólares? ¿Miles de dólares? ¿Cientos de miles de dólares?
El precio fue de 1.476.345 dólares. Casi un millón y medio de dólares, por un collar con 41 perlas. Eso es mucho dinero; pero, muestra cuan valiosas pueden ser las perlas. Quizás esa fue la razón por la cual Jesús eligió comparar el Reino de Dios con un comerciante que encuentra una perla de gran precio y entrega todo lo que tiene para poder comprarla.
Pero, la parábola es solo una comparación. El Reino celestial vale mucho más que la perla más preciosa de este mundo; es algo que todo el dinero del mundo no puede comprar. Y, sin embargo, Dios nos ha dado, a ti y a mí, el privilegio de formar parte de su Reino.
Esas son noticias emocionantes. Y, cuando nos damos cuenta de cuán valioso es formar parte del Reino de Dios, otras cosas se vuelven menos importantes, y así Jesús será siempre el número uno en nuestras vidas.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson