Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra (Hechos 6: 4).
Un grupo de oración es algo especial. Es donde se derrama todo nuestro espíritu abatido, donde encuentra consuelo nuestro sufrir, donde podemos desahogar nuestros pesares y angustias. Ahí encontramos diversos tipos de apoyo: amistad sincera y comprensión a nuestras distintas situaciones, alegrías y gozo en el Señor, fortaleza espiritual y clarificación de los milagros que Dios obra en nuestras vidas. Hace cuatro años iniciamos un grupo de oración para damas con características similares entre las integrantes. Al inicio únicamente invitamos aquellas que habían sufrido alguna pérdida grande. Estaban muy desconsoladas y algunas de ellas se sentían rechazadas por la sociedad. Esas mujeres muestran hoy otro rostro: se ven sonrientes, compartidas, consoladoras y productivas. Te comparto algunas de las cosas que pusimos en práctica en nuestro grupo de oración:
1. Aferramos a Dios, con dolor o llanto.
2. Nos tomamos un tiempo para comprenderlo, a solas o en compañía. Llorar todo lo que sea necesario y hablar con alguien hasta que haya claridad.
3. No pretendimos estar solas. Buscamos un grupo de oración chico, de preferencia con personas que pasaban situaciones similares, pero que algunas de ellas ya estaban en recuperación; las más estables animamos, apoyamos y consolamos.
4. Buscamos personas calificadas para impartir orientación: consejeros, abogados, pastores, médicos, psiquiatras, psicólogos, etcétera. Y entonces hicimos lo que creímos que era lo mejor para cada situación.
5. Confiamos que Dios haría su parte.
6. Nos dejamos ayudar y querer por el grupo de oración.
7. Buscamos realizar acciones para ayudar a otros, así como actividades para obtener recursos económicos.
Ayudemos a todas esas mujeres que están desconsoladas y desesperanzadas, para unirnos a la oración: «.. .nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra» (Hech. 6: 4).
Un grupo de oración es algo especial. Es donde se derrama todo nuestro espíritu abatido, donde encuentra consuelo nuestro sufrir, donde podemos desahogar nuestros pesares y angustias. Ahí encontramos diversos tipos de apoyo: amistad sincera y comprensión a nuestras distintas situaciones, alegrías y gozo en el Señor, fortaleza espiritual y clarificación de los milagros que Dios obra en nuestras vidas. Hace cuatro años iniciamos un grupo de oración para damas con características similares entre las integrantes. Al inicio únicamente invitamos aquellas que habían sufrido alguna pérdida grande. Estaban muy desconsoladas y algunas de ellas se sentían rechazadas por la sociedad. Esas mujeres muestran hoy otro rostro: se ven sonrientes, compartidas, consoladoras y productivas. Te comparto algunas de las cosas que pusimos en práctica en nuestro grupo de oración:
1. Aferramos a Dios, con dolor o llanto.
2. Nos tomamos un tiempo para comprenderlo, a solas o en compañía. Llorar todo lo que sea necesario y hablar con alguien hasta que haya claridad.
3. No pretendimos estar solas. Buscamos un grupo de oración chico, de preferencia con personas que pasaban situaciones similares, pero que algunas de ellas ya estaban en recuperación; las más estables animamos, apoyamos y consolamos.
4. Buscamos personas calificadas para impartir orientación: consejeros, abogados, pastores, médicos, psiquiatras, psicólogos, etcétera. Y entonces hicimos lo que creímos que era lo mejor para cada situación.
5. Confiamos que Dios haría su parte.
6. Nos dejamos ayudar y querer por el grupo de oración.
7. Buscamos realizar acciones para ayudar a otros, así como actividades para obtener recursos económicos.
Ayudemos a todas esas mujeres que están desconsoladas y desesperanzadas, para unirnos a la oración: «.. .nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra» (Hech. 6: 4).
Lourdes Lozano Gazga
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.