martes, 27 de diciembre de 2011

EN LA ESPERA – 1ª PARTE

No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa. (Hebreos 10:35).

La esposa abrazaba a su bebé mientras escuchaba el terrible diagnóstico de boca de los médicos: «Su esposo se encuentra en estado vegetativo». No era justo. Formaban una familia feliz y mucho más tras la llegada de su hijo. Todo su futuro, sus planes, sus aspiraciones y perspectivas en la vida se habían truncado en tan solo un instante. Él fue internado en un hospital donde, inmovilizado e inconsciente, permaneció durante 18 años. Un día, mientras las enfermeras le hacían las curas, se cayó de la cama y se llevó un buen golpe en la frente. Fue trasladado a urgencias, donde lo atendió la doctora de turno. Al escuchar su voz, abrió inmediatamente los ojos.
El neurólogo que lo examinó se dio cuenta de que únicamente reaccionaba cuando escuchaba la voz de la doctora. Tardaron un tiempo en descubrir la razón de tan insólito comportamiento pero finalmente dieron con ella: la voz de la doctora y la de su esposa se parecían mucho.
Nosotras también hemos sufrido el accidente más terrible que un ser humano puede sufrir: el pecado. Nuestro pecado nos ha dejado en un estado espiritual vegetativo, ya que nuestros miembros no desean hacer la voluntad de Dios. Pero si somos capaces de reaccionar ante la voz de Jesús, volveremos a la vida.
Aquel hombre volvió a la vida cuando escuchó la voz más especial registrada en su mente. Como no recordaba nada de su pasado se sentía cada vez más confundido a medida que le hablaban de su propia vida. Así nos sucede a nosotras cuando nos encontramos con Jesús. Todo lo que. hemos hecho o sido anteriormente, bueno o malo, queda sumergido en lo más profundo de la mar, donde Dios lo sepulta para convertirnos en una nueva criatura. No importa cuan injusta parezca la vida, siempre hay una nueva oportunidad.
Si tienes un hijo, un hermano o una hermana, padre, madre o cualquier otro familiar que vive en un estado espiritual vegetativo, no te desalientes ni pierdas la esperanza. Preséntale a Jesús.
La voz de Jesús es la garantía de la salvación.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

"UN NOMBRE NUEVO"

Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe. Apocalipsis 2:17.

Siempre me interesó realizar trabajos manuales y de carpintería, y fue así como en una ocasión me propuse arreglar la mesa que sostiene el equipo de música en nuestra casa. Como posee rueditas para ser trasportada, seguidamente la movíamos a cualquier habitación donde se necesitara. Pero al paso de los años las ruedas se desgastaron y dificultaban el movimiento de la mesa.
Cuando me dispuse a arreglar las rueditas, vi que estaban incrustadas en unos curiosos regatones que las unían a la mesa, y que los mismos estaban dañados. Saqué uno de esos regatones para muestra y comencé a buscarlos en diferentes comercios ferreteros y especializados, pero ninguno de ellos tenía una pieza similar. Cada vez que me decían que no tenían el producto, yo preguntaba: "¿Sabe usted dónde puedo encontrar un reguetón de este tipo?" Los comerciantes me indicaban algún comercio, y así anduve durante varias semanas, sin encontrar lo que buscaba. Al fin, un comerciante me dijo: "Hay un comercio que se llama El rey del reguetón; en ese lugar seguramente lo tienen".
Como quedaba a una hora de viaje de mi hogar, me dispuse ir un día que no tenía muchas actividades, y al llegar pregunté: "¿Ustedes tienen este nombre por parecer simpáticos o porque realmente son los reyes del reguetón?" El comerciante, que no sabía lo que yo necesitaba, me desafió a que lo probara. Cuando le mostré el novedoso reguetón ya gastado y semidestruido, me trajo dos tipos diferentes del mismo reguetón para que los adaptara a mi mesa. Ese comercio hacía honor con sus productos al nombre que poseía.
En nuestros días, cada persona posee un nombre por elección de sus padres. Algunos padres los eligieron para honrar a un familiar, otros por la rima con el apellido, otros porque era novedoso o llamativo. Pero, por más que esos nombres nos gusten y estemos acostumbrados a ellos, el Dios del universo nos recompensará al llegar al paraíso con "una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe". Ese nombre nuevo, símbolo de nuestra victoria sobre el pecado, será el nombre justo, ideal, perfecto, que honrará al Rey del cielo en nuestra vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

TODOS MUEREN

Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. Deuteronomio 34:5.

Douglas no acepta la muerte de su padre. Fue una muerte triste, es verdad. Todas las muertes lo son; especialmente cuando se tiene 42 años de edad y muchos sueños. Un cáncer consumió la vida del padre de Douglas. En solo un año, se fue apagando, como una vela consumida por el fuego. El golpe fue tan duro que Douglas se volvió en contra de Dios y se apartó de la iglesia. ¡Muerte! ¡Oh, muerte, ingrata y cruel! ¿Cuánto tiempo más continuarás arrancando lágrimas y sembrando desesperación?
El versículo de hoy relata la historia de uno de los más extraordinarios líderes que el mundo conoció: un gigante de la historia. Pero, los gigantes también mueren. Vivimos en el imperio de la muerte; es nuestra triste y dolorosa realidad. ¿Ya era un anciano Moisés y le había llegado la hora de morir? No, todavía tenía planes. La Tierra Prometida todavía no había sido conquistada; había sacado a su pueblo de la esclavitud y le había prometido llevarlo a la tierra que manaba leche y miel.
Pero, una noche, cuando ya estaban en la frontera, listos a entrar en la tierra de los sueños, se le presentó el Señor y le dijo: "Moisés, sube al monte Nebo". Y desde allí le mostró la Tierra, y agregó: "Mira la tierra, porque para allá tú no pasarás".
Triste final, para un soñador como Moisés. Él no había salido de Egipto para morir en una montaña solitaria; ¿por qué Dios no le daba la oportunidad de realizar su sueño?
Aquí hay una verdad que Douglas no logró entender: el mejor momento para que un hijo de Dios descanse es cuando Dios permite que descanse. Puede ser doloroso y triste; desde el punto de vista humano, puede parecer injusto y cruel. Pero, es la verdad más misericordiosa que existe. Dios nunca falla. Sus pensamientos, para con el ser humano, son pensamientos de paz y no de guerra; de amor y no de odio.
Si has perdido a un ser querido y no logras aceptar esa realidad, ve a Jesús y llora a sus pies. Pero, pídele que coloque su mano de amor en tu corazón, y que cierre la herida abierta. Confía en el Señor: él nunca haría algo para tu mal. "Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón