«En cuanto Jesús expulsó al demonio, el mudo comenzó a hablar. La gente, admirada, decía: "¡Nunca se ha visto en Israel una cosa igual!"» (Mateo 9:33).
¡Cuánto hemos recorrido! Ya casi va a terminar septiembre. Verdaderamente he disfrutado nuestras aventuras diarias, y espero que tú también. Durante todo este tiempo hemos estado «hablando» a través de las palabras impresas en estas páginas, pero si de verdad estuviéramos caminando juntos estaríamos utilizando nuestras voces. Ahora, imagina por un momento cómo sería si no pudieras hablar. Imagina que intentas hacerlo pero no sale ningún sonido de tu boca. Así estaba el hombre del versículo de hoy, completamente mudo.
No poder hablar sería difícil para la mayoría de nosotros que estamos acostumbrados a hacerlo. Tendríamos que aprender a comunicarnos de otra manera. Pero la verdad es que a veces hablamos demasiado. La Biblia dice: «Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios» (Salmo 46:10, NVI). A veces necesitamos dejar de hablar un poco, quedarnos tranquilos, y permitir que Dios nos hable en medio del silencio.
Aparta unos minutos hoy para estar a solas con Dios en silencio. Mientras lo haces, escúchalo hablándote y aprende a conocerlo mejor
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush