«Rut, pues, fue al campo y se puso a recoger las espigas que dejaban los segadores» (Ruth 2:3).
¡Qué bueno que hoy tenemos nuestras botas puestas! Estamos en un sembradío y los israelitas están en plena cosecha. Estamos arrancando los granos de trigo de la parte de arriba de la planta. De estos granos molidos se obtiene la harina con la que se hacen los pasteles y el pan. De hecho, «grano» es el nombre que se le da a las semillas del trigo, el maíz, la cebada y otras plantas.
Los segadores israelitas sabían exactamente qué tipo de grano recogerían. ¿Por qué? Porque sabían lo que habían sembrado. Siempre vamos a cosechar lo que hemos sembrado. Si siembras maíz, obtendrás maíz. Si siembras trigo, obtendrás trigo. Si siembras cebada, obtendrás cebada. Si siembras justicia, obtendrás amor incondicional. Tal como lo oyes. Esto lo dice Oseas 10:12, y cuando Dios siembra, se cosecha la verdad.
Dios quiere que coseches amor en tu vida, y la única manera de hacerlo es sembrando justicia y rectitud. Nada de lo que tienes es tuyo, así que tienes que esperar en Dios todo el tiempo. Habla con él en oración, obedece su Palabra, confía en él para tu salvación, y obtendrás exactamente lo que necesitas: su amor incondicional. ¡Esa sí que es una buena cosecha!
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush