«Tan solo hablar y hablar, prometer en falso y firmar pactos; su justicia sería como una planta venenosa que crece entre los surcos del campo» (Oseas 10:4).
En nuestra caminata de hoy vamos a hablar de otras plantas venenosas. Porque hay muchas, como el albarraz, el lupino, la cicuta, el estramonio, la angélica venenosa, la neguilla, la Solanum carolinense, la dulcamara, el ricino, o la Ageratina altissima. Algunas de estas plantas son tan venenosas que pueden matar una vaca si esta las come. ¡Imagínate!
El versículo de hoy dice que cuando prometemos algo y no lo cumplimos, surgen toda clase de problemas. Una promesa es algo que le dices a alguien que harás. Cuando prometes algo, debes cumplir. Prometer es asegurar que haremos lo que hemos dicho. Si no cumplimos lo que prometemos, comenzamos a perder la confianza de los demás. Cuando eso ocurre, surgen toda clase de problemas y se arraiga ese mal hábito en nosotros como una planta venenosa.
Es muy triste que la gente no confíe en uno. Es doloroso que la gente piense que estamos mintiendo. Es maravilloso cuando la gente cree en lo que decimos. Haz solo promesas que puedas cumplir Cuando digas que vas a hacer algo, hazlo. Cumple tu promesa y no dejes que crezca esa planta venenosa en ti.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush