miércoles, 10 de abril de 2013

CIUDAD INUNDADA

Lugar: Portugal
Palabra de Dios: Lucas 17:26,27

Los habitantes del pueblo de Vilarinho das Fumas estaban en peligro. El nivel del agua estaba subiendo rápidamente. "Por favor, evacúen sus casas", indicaron los oficiales a los residentes. "El pueblo se va a inundar".
Las 52 familias que vivían en la aldea aceptaron dejar sus hogares. Empacaron lo que pudieron y se apresuraron a ir a un lugar más seco. Y fue bueno que lo hicieran: como se había anticipado, el nivel del agua continuó subiendo, dejando el pueblo bajo agua.
Vilarinho das Fumas permaneció bajo el agua durante 35 años. Luego, a comienzos de 2005, una sequía hizo que el nivel del agua descendiera y descendiera, dejando el pueblo a la vista. Sus residentes volvieron a ver los restos de sus casas. Los techos habían desaparecido, pero la mayor parte de las paredes de piedra seguían en pie.
Qué suerte que habían escuchado la advertencia. A diferencia de la gente de la época de Noé. La Biblia nos dice que procuró advertirles del peligro inminente, pero ellos no lo escucharon. Nadie creía que un diluvio destruiría el mundo. Y por eso fueron condenados.
La Biblia dice: "Tal como sucedió en tiempos de Noé, así también será cuando venga el Hijo del hombre. Comían, bebían, y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y los destruyó a todos".
Jesús viene pronto. Y de nosotros depende si seremos como los habitantes de Vilarinho das Furnas, quienes escaparon a un lugar seguro, o como la gente de los tiempos de Noé, que ignoró las advertencias y fueron destruidos. La elección es de nosotros. Escuchemos la Palabra de Dios, y permanezcamos de pie, en terreno seco.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

MÁS VALIOSA QUE EL CRISTAL DE MURANO

Interroga a los animales, y ellos te darán una lección; pregunta a las aves del cielo, y ellas te lo contarán; habla con la tierra, y ella te enseñará; con los peces del mar, y te lo harán saber. ¿Quién de todos ellos no sabe que la mano del Señor ha hecho todo esto? En sus manos está la vida de todo ser vivo, y el hálito que anima a todo ser humano. Job 12:7-10.

Murano es una conocida isla de Italia que visitan millones de turistas cada año. Es considerada el centro de la industria mundial del cristal. Allí se elaboran las más bellas y costosas piezas de cristal. Casi me atrevo a asegurar que quien visita ese lugar no puede dejar de llevar consigo un recuerdo elaborado en vidrio, pues queda impresionada por la maestría de los artesanos y la belleza de cada pieza.
El museo del cristal de Venecia tiene una cantidad impresionante de piezas de cristal, históricas y también contemporáneas, todas fabricadas en Murano. Al hacer un recorrido por el taller, el visitante queda impresionado al ver cómo grandes burbujas de cristal, con únicamente el soplo caliente que el artesano les aplica, quedan transformadas en una obra de arte. Muchas de las joyas fabricadas allí alcanzan precios que rayan en la extravagancia.
Esto me hace pensar en lo que éramos al principio. Apenas un montón de arcilla que tomó forma y se transformó en alguien especial al recibir el soplo del aliento de Dios. No podemos gloriarnos de lo que somos, pero alabemos a Dios por cómo nos hizo. Él es el gran Artesano que supo darnos la forma exacta.
El Señor no solamente nos dio la vida al tocarnos con su aliento, sino que también nos dotó de cualidades excepcionales y extraordinarias que nos dan valor; tanto, que el cielo pagó un precio exorbitante por cada uno de los seres humanos. ¡Nada menos que la vida del Hijo de Dios! El salmista, impresionado ante esta maravillosa verdad, se preguntaba: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta? Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio» (Sal. 8:4-6).
Amiga, al comenzar este día, pon en tu mente y en tu corazón gratitud y satisfacción por lo importante que eres para Dios. Así te sentirás valiosa y verás a los demás de igual.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

APROVECHA EL TIEMPO

Las manos ociosas conducen a la pobreza; las manos hábiles atraen riqueza (Proverbios 10:4).

¿Alguna vez has escuchado el dicho que reza: «Mente ociosa, taller de Satanás»? Creo que es más cierto de lo que imaginamos. Es muy frustrante observar a cientos de jóvenes que pierden el tiempo. Puedes verlos sentados en las aceras mirando pasar los vehículos, o muy entretenidos con un videojuego, o pasando horas en páginas improductivas de Internet. La cuestión es que la ociosidad no es inofensiva, al contrario, es una verdadera bomba de tiempo.
Los momentos de ocio son los favoritos de Satanás para atacar con más fuerza. Entonces bajamos la guardia y somos más vulnerables. Si supieras cuántas desgracias han ocurrido en este mundo en el lamentable contexto de la ociosidad.
La ociosidad nunca viene sola. Tiene compañeros indeseables que arruinan la vida de cualquier persona, especialmente los jóvenes. Elena G. de White describe el caldo de cultivo para meterte en graves problemas: «La ociosidad, la falta de ideales, las malas compañías, pueden ser las causas que predisponen a la intemperancia» (La educación, cap. 22, p. 184). El consumo de alcohol, tabaco y drogas ocurre justamente en medio de estos espacios de desocupación. Ahí también puedes agregar la pornografía, la delincuencia, la pereza. De ahí que la ociosidad sea considerada como un pecado (Mente, carácter y personalidad, t. 1, cap. 14, p. 125).
La mente humana tiene que estar activa, siempre aprendiendo y tratando de ejecutar nuevos proyectos. Eso te traerá buen ánimo, optimismo y espíritu de servicio. En cambio, la ociosidad te hundirá en la depresión, el pesimismo y la desesperanza, además de mantenerte de mal humor en todo momento. ¿Te imaginas? ¡Te volverás insoportable! En realidad, es muy poco el tiempo que pasaremos por este mundo. ¡Por lo tanto, hay que aprovecharlo al máximo! No te puedes permitir el lujo de derrocharlo.
El versículo de esta mañana también vincula la ociosidad con la pobreza. A mí me llama la atención que haya tanta gente de escasos recursos que reclama oportunidades. ¿Pero hasta dónde podemos decir que son víctimas de su propia ociosidad? Tienes que hacer que las cosas sucedan. Y ahora que eres joven es cuando se pueden adquirir los hábitos de laboriosidad que más adelante te van a ayudar a triunfar en la vida.
Te invito a que adquieras hábitos de laboriosidad en tu vida: levántate temprano, arregla tu cama, haz ejercicio, asea tu habitación, cumple con tus tareas escolares, lee un libro. Además, puedes aprender algún oficio que te será muy útil en el futuro. No olvides que Dios nos juzgará especialmente por la manera como usemos el tiempo durante nuestra vida.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EL HOMBRE RICO

La heredad de un hombre rico había producido mucho, Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Lucas 12:16,17.

Este hombre lo había recibido todo de Dios. El sol había brillado sobre sus propiedades, porque sus rayos caen sobre el justo y el injusto. Las lluvias del cielo descienden sobre el malo y el bueno. El Señor había hecho que la vegetación prosperara, los campos produjeran abundantemente. El hombre rico estaba perplejo porque no sabía qué hacer con sus productos. Se consideraba favorecido sobre otros, y él mismo se tomaba el crédito por su sabiduría. Tenía grandes riquezas, y no se reprochaba a sí mismo por los pecados de los que muchos eran culpables. No había obtenido sus bienes a través del juego, ni al tomar ventaja del infortunio de otro que le tocara pasar por un bochorno en las finanzas y se viera obligado a vender sus bienes con pérdida; sino que había obtenido su riqueza a través de la providencia de Dios, quien causó que sus tierras rindieran abundantemente. Pero el hombre reveló su egoísmo y manifestó aquello que antes no sospechaba que existiera en su carácter.
No pensó en Dios, el gran Dador de todas sus bendiciones. No consideró que debía darle cuenta a Dios... Si hubiera amado y temido a Dios, habría ofrecido acción de gracias y se habría postrado ante Dios para pedirle: "Muéstrame cómo utilizar estos bienes"...
Cuántos hambrientos habrían sido alimentados, cuántos desnudos habrían sido vestidos, cuántos corazones habrían sido alegrados, cuántas oraciones por alimentos y ropas habrían sido contestadas. El Señor había oído las oraciones de los necesitados, y en su bondad había hecho provisión para el pobre por medio de las bendiciones conferidas al hombre rico. Pero el hombre que se había enriquecido súbitamente cerró su corazón al clamor del necesitado, y en vez de disponer de su sobreabundancia de bienes para suplir sus necesidades, dijo a sus siervos: "Esto haré; derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí juntaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate"... Dios le con testó: "Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma".— Review and Herald, 19 de junio de 1894; parcialmente en Palabras de vida del gran Maestro, pp. 201, 202.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White