miércoles, 2 de diciembre de 2009

EL DIOS QUE PROTEGE

¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo! (Salmo 50:14).

Hace varios años mi esposo y yo servimos a Dios en Tamazunchale, San Luis Potosí, México. Un fin de semana él se fue a atender a otras congregaciones en la sierra de Hilitla; como no teníamos automóvil, se nos dificultaba trasladarnos, así que vería a mi esposo hasta el lunes siguiente. Ese sábado fui a la iglesia junto con mi hijo de un año. Ese día oramos mucho, más de lo acostumbrado, en especial para que Dios cuidara a mi esposo y lo regresara con bien.

A la mañana siguiente me despertó el ruido del portón que se abría y vi como i esposo entraba tambaleante, pálido y asustado. La noche del sábado había comenzado a sentir un dolor muy fuerte y punzante en la parte baja de la espalda, no podía moverse. El hospital más cercano estaba a cuatro horas en automóvil y no había manera de transportase. Gracias a Dios, un hermano que vivía en el pueblo subió y lo llevó al hospital, y pagó los gastos médicos de mi esposo. Alaba al Señor porque libró a mi amado esposo de esta aflicción y pudo viajar ese mismo día a Montemorelos para celebrar una ceremonia bautismal.
Querida amiga, el Señor nos recuerda que su Ángel acampa cerca de nuestros hogares. Cristo nuestro Salvador jamás no abandonará en la hora critica, él nos protegerá bajo sus alas y nos guiara hacia un lugar seguro. Quizás no todos nuestros días sean claros y gozosos pero no nos angustiemos por ello, oremos y meditemos en su Palabra cada día, Agradezcamos a Dios por sus maravillas. Entonces veremos claramente como su misericordia se realiza en nuestras vidas.

Rocío Díaz de Arévalo
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

DEMASIADO TARDE

Pero si no quieren servir al Señor, elijan hoy a quien van a servir […]. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor. Josué 24:15

Wim Esajas fue a los juegos olímpicos de 1960 decidido a ganar una medalla para su país. Era de Surinam, la Guyana Holandesa, y el único deportista inscrito de su país.
Wim era corredor, y muy bueno, por cierto. Su especialidad era la carrera de los ochocientos metros lisos.
El día de la prueba, Wim se relajó en su habitación de la Villa Olímpica. No tenía que correr hasta última hora de la tarde. Quería estar bien descansado para dar lo mejor de sí. Después del almuerzo, Wim fue al estadio y empezó a calentar músculos. Pero los jueces lo apartaron y le dieron malas noticias: no podría correr los ochocientos metros lisos.
Esa mañana se había disputado la carrera clasificatoria para la fina. Wim no se había presentado y había sido eliminado de la competencia.
Avergonzado, Wim regresó a su país. Había decepcionado a sus compatriotas y a sí mismo.
Podemos estar agradecidos de nuestro viaje increíble no sea uno competición. El cielo no es para unos pocos escogidos. Es para todo aquel que quiera que Dios controle su vida.
Wim quería competir, tenía toda la intención de competir, pero falló al dar el primer paso. Cuando llegó a la pista, era demasiado tarde.
¿Has empezado tu viaje increíble hacia el cielo? ¿O esperas a hacerlo en algún momento futuro? La investigación ha demostrado que el 75% de los cristianos toman la decisión de seguir a Jesús hacia los catorce años. A medida que la gente se hace mayor, cada vez es menos probable que acepte la salvación.
No esperes un día más. Elige servir a Jesús mientras eres joven. Jamás te arrepentirás.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

ATIENDE LOS CONSEJOS DE TU PADRE

Pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: «No comeréis de él, ni lo tocaréis, para que no muráis». Génesis 3: 3.

Dios usa una serie de métodos diversos para comunicarse con sus hijos. Fundamentalmente, el Señor nos habla a través de su Palabra y del Espíritu Santo, así como también por medio de las personas con las que nos encontramos y de las circunstancias que nos rodean.
Los consejos que recibimos de Dios tienen propósitos específicos. Nuestro Señor desea que sigamos sus instrucciones para que la vida cristiana tome forma en nuestro ser. Si así lo hacemos, podremos compartir la buena nueva con todas las personas con las que nos relacionemos. ¿Qué sucede cuando no seguimos los consejos divinos? El conocido relato de la primera tentación que experimentaron los seres humanos, registrada en el capítulo tercero del libro de Génesis, presenta de forma nítida las consecuencias que resultan de1 desatender las instrucciones que Dios ha dado para nuestro bien. El mal que desde los días del Edén ha conocido tan de primera mano la humanidad es una manifestación inequívoca de a dónde lleva el desoír los consejos de nuestro Creador. Descuidar el consejo divino supone un riesgo terrible para todos, pues podemos fácilmente sucumbir a la atracción ejercida por voces equivocadas que también desean ser escuchadas. Son muchas las voces que cada día se dirigen a nosotros. No es difícil percatarse de que somos bombardeados constantemente por innumerables voces: la televisión, la radio, el periódico, las revistas, los amigos, los compañeros de trabajo o de estudios, los vecinos. Ante tanta competencia, es un buen consejo que atendamos de inmediato la voz de Dios cuando la escuchemos. Satanás miente continuamente, y lo hace por naturaleza. Es el mayor de los mentirosos, y hace tan bien su papel que es fácil que podamos ser engañados. Usa la dosis imprescindible de verdad para sonar creíble, pero no atrae con ella, sino con las cosas que añade a la mezcla. Siempre apela a la carne, jamás al espíritu. No hay nada malo en los deseos que han sido dados por Dios, pero Satanás toma nuestros anhelos legítimos y, con nuestra cooperación, los desequilibra. Piensa hoy que el pecado no es algo que podamos aislar. El pecado causa sufrimiento a los que están a nuestro alrededor. Pide al Señor que renueve tu corazón y tu mente con la verdad para que puedas resistir el señuelo de las voces que compiten con la voz de Dios. El está dispuesto a mover cielo y tierra para obtener hoy tu atención.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.