domingo, 29 de mayo de 2011

UN CAMINO, UNA CORONA

Este es el camino, andad por él y no echéis a la mano derecha, ni tampoco os desviéis a la mano izquierda. (Isaías 30: 21),
5egun O. W. Holmes «lo más grande en este mundo no consiste en saber dónde estamos, sino en saber hacia qué objetivo avanzamos». No siempre resulta de nuestro agrado vivir, trabajar o estudiar en el lugar que nos ha tocado. He pensado a veces que si hubiera nacido en Asia, mi físico, mi cultura y mi familia serian diferentes pero de ningún modo esto sería la causa de mi desgracia o mi felicidad.
Siempre he creído que la felicidad no depende de las circunstancias, sino de la forma en que las manejo. Son muchos los que tratan de esconder su fracaso culpando a otros, pero la historia demuestra que. no es cl mundo el que impone los parámetros de la felicidad.
Ayer hablábamos de la libertad de elección. Aunque es cierto que nacemos bajo la maldición del pecado, no tenemos por qué confortarnos con sucumbir bajo el peso del mal, ya que el mismo Cristo abrió un puente de salvación, uniendo el cielo con la tierra, para que tú y ye tengamos una vía de escape. Su invariable amor sostiene nuestra sombra mostrándonos el camino y exhortándonos a andar por él. Pero, ¿qué camino?
Son muchos los que hicieron historia por caminos inexplorados. El famoso navegante Cristóbal Colón abrió un camino sobre las olas conquistando América en el año 1492. El cronista de Indias y conquistador español del siglo XVI, Bernal Díaz del Castillo, descubrió un camino literario en el que narró de manera épica la conquista de México y a la vez recogió la vida y costumbres del pueblo azteca. Y ha habido otros personajes que abrieron caminos importantes para la humanidad, pero ninguno como Cristo, el mayor de los conquistadores, el único que no solo puede mostrar el camino, sino que el mismo se convierte en el camino.
Escucha hoy su voz y no te desvíes ni a la derecha ni a la izquierda. Escoge el verdadero camino y anda por él. Si te paras en el umbral del camino que va al cielo, veras tu corona al final.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

LAS FIESTAS DE FIN DE AÑO

Separados de mi nada podéis hacer. Juan 15:5.

Aunque todavía faltan varios meses para las fiestas de fin de año, creo que dentro del tema de la "recreación o diversión" es necesario tratarlas. Para celebrar la Navidad y la llegada del nuevo año se hacen grandes preparativos, se acumula mucha comida, se organizan encuentros familiares y de amigos, se compran regales y se hacen largos viajes.
Todavía recuerdo como seguí a través de la televisión los festejos mundiales para despedir el año 1999 y recibir el 2000. De manera casi simultánea, la televisión satelital logro combinar los festejos de los países que poseen un gran poder económico y le mostro al mundo las geniales actividades planeadas para comenzar el nuevo milenio. A una escala mucho menor, muchas familias entran en enormes compromisos cada fin de año.
Las fiestas de fin de año, que debieran recordar la llegada de Jesús al mundo y producir en nosotros una expresión de gratitud por haber concluido un año y la posibilidad de comenzar otro, muchas veces son empleadas para comer en exceso, emborracharse y divertirse disipadamente. Lamentablemente, muchos cristianos se unen a los incrédulos para festejar como lo hacen estos, y olvidan que hay un Dios que los mira y los juzga. La Navidad y la llegada del nuevo año se transforman así en diversiones provistas por el enemigo para que los hombres deshonren a Dios con sus actos.
Cada vez que las Escrituras hablan de una fiesta, tienen una connotación religiosa. Las fiestas del Antiguo Testamento, las bodas o la dedicación de los niños, eran ocasiones en que se pedía la bendición divina sobre las personas o el pueblo.
En las próximas fiestas navideñas y de fin de año, permite que Jesús siga siendo el protagonista principal de tu vida. No acudamos a Dios solo cuando nos falta la salud, el trabajo o cuando hay problemas en el hogar o nos sintamos solos. Damos el primer lugar al Salvador también en las ocasiones festivas.
Jesús resumió la actividad de la vida cristiana con las siguientes palabras: "Separados de mi nada podéis hacer". Nunca, ni siquiera en las fiestas de fin de año, debemos separarnos de Jesús.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

EL SABE

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Filipenses 4:19.

¿Has pensado, alguna vez, por qué tienes que orar contándole todo a Jesús, si el conoce bien lo que sucede contigo? La verdad, es que el propósito de la oración no es informarle nada a Dios: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta", afirma el versículo de hoy. Entonces, ¿por qué hay que orar? El propósito de la oración es cultivar el compañerismo con Jesús, conversar con él, tomar consciencia de su presencia. Es como la experiencia de los novios, que se encuentran para conversar. ¿De que hablan? De todo y de nada. Lo que importa no es lo que dicen, sino el momento de compañerismo, el estar al lado de la persona amada.
Muchos creen que orar es simplemente pedir. ¿Ya imaginaste como seria la vida de dos personas enamoradas si solo se encontrasen para pedirse cosas? La tragedia del ser humano es que vive solo, intenta vencer solo, se atreve a alcanzar sus sueños... solo. Y el resultado es que se hiere, y hiere a las personas amadas que viven a su lado.
Jesús desea entrar en tu vida; formar parte de tus planes; luchar a tu lado para hacerlos realidad. Y el instrumento para permanecer a tu lado es la oración. No por causa suya, sino por tu causa. Eres tú el que necesita tener conciencia de que no estás solo. Saber que Jesús está contigo te infunde valor, determinación, optimismo, y la voluntad de levantarte y continuar luchando, a pesar de las circunstancias adversas que te puedan rodear.
En los tiempos de Jesús, los fariseos habían caído en el formalismo de una religión vacía. Creían que el simple cumplimiento de deberes y obligaciones les garantizaba la salvación. "Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí", lamento el Señor, en aquella ocasión.
El corazón. ¡Esa es la clave de un cristianismo con significado! El corazón lleno de amor hacia Dios; el corazón que busca estar a su lado; el corazón que anhela el compañerismo permanente de Jesús.
Haz de este un día de compañerismo con el Señor. Mientras caminas, juegas, estudias, trabajas o lo que hagas, ten conciencia de que no estás solo. Conversa con el como si estuviese sentado a tu lado, mientras diriges tu vehículo. Y recuerda la oración de Pablo: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón