«El sacerdote Eleazar dijo a todos los soldados que habían estado en la batalla: "Esta es una ley que el Señor le dio a Moisés: los objetos de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo — en una palabra, todo lo que resista al fuego —, deberían purificarlos poniéndolos en el fuego"» (Números 31:2 1-23).
Oro, plata, bronce, hierro, estaño y plomo. ¿Que son todas esas cosas? Si has respondido que son metales, has acertado. Tu carro de juguete, el refrigerador la bañera y los cubiertos con los que comes están todos hechos de metal.
Aunque las cucharillas y los tenedores son brillantes, el metal con el que fueron hechos no se veía así cuando fue extraído de la tierra. Venía mezclado con otros materiales. En nuestra caminata de hoy por el campamento israelita, podemos ver trabajadores sacando las imperfecciones del metal. ¿Cómo lo hacen? ¡Con fuego! Cuando el metal se pone al fuego y alcanza altas temperaturas, todos los demás elementos que lo componen se desvanecen.
Eso es lo que Dios quiere para nuestras vidas. Él quiere que lo malo se desvanezca, pero eso es algo que no podemos lograr por nosotros mismos. Lo que podemos hacer es decidir entregarle nuestra vida a Dios. Si lo hacemos, él se encargara del resto. Pidámosle hoy a Dios que nos haga puros, santos y brillantes para el.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush