«Por eso, el país está de luto; se quedan sin fuerzas los que viven en él; y con los animales salvajes y las aves mueren también los peces del mar» (Oseas 4:3).
¡Qué agradable es poder caminar a la orilla del mar! Escuchar las olas rompiendo en la playa, oler el aroma de la sal, y ver esa agua roja y todos esos peces muertos. Espera un minuto, ¿qué está ocurriendo aquí? ¿Por qué el agua tiene ese tono rojizo y los peces se están muriendo?
El agua se pone de ese color cuando hay demasiadas algas rojas. A este fenómeno se le conoce como «marea roja». Las algas son unos pequeños seres vivos que están en el agua, pero no suelen estar tan juntos en un mismo lugar como ahora. Son como plantas, pero no son plantas. Estas algas rojas segregan un veneno que mata a los peces. Es triste, pero este mundo de pecado es como la marea roja. Si nosotros entramos en contacto, así sea un poquito, con la contaminación de Satanás, esta puede crecer hasta controlar nuestra vida y comenzar a matar nuestra amistad con Dios.
Me alegra mucho saber que Dios es mucho más poderoso que Satanás y que puede eliminar el pecado y la contaminación de nuestra vida. Decide hoy permanecer cerca de Dios y nunca entrar en contacto con la contaminación de Satanás.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush