«Ve a donde está el rebaño, y tráeme dos de los mejores cabritos; voy a prepararle a tu padre un guisado sabroso, como a él le gusta» (Génesis 27: 9).
Hoy regresaremos a la granja. Esta vez vamos a estudiar a los cabritos. Como vemos en el versículo, la gente de la que habla la Biblia comía cabrito. En algunos lugares aún se come la carne de este animal. Algunas personas usan las cabras para deshacerse de la basura. Así como lo oyes, ¡deshacerse de la basura! Y es que las cabras comen de todo. Pueden comer basura, ropa, tu comida o lo que les pongas por delante. Es sorprendente que no sufran del estómago frecuentemente.
¿Comes tú también cualquier cosa que tengas delante? No me refiero a comer con tu boca, sino con tu mente. Nosotros tenemos que ser cuidadoso con lo que «come» nuestra mente. Satanás quiere que tomemos malas decisiones sobre qué ver en la televisión o en las revistas, sobre la música que escuchamos, o sobre la gente con la que nos juntamos. Él sabe que una vez que algo entra en nuestro cerebro no podemos sacarlo de ahí. Siempre estará ahí molestándonos, tratando de que apartemos los ojos de Jesús.
Fijemos nuestra mirada en Cristo y no seamos como los cabritos, que se comen todo lo que se encuentran tirado en el piso.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush