Había estado trabajando en mi pintura por más de una hora. Respiré profundamente. Había completado un hermoso dibujo: un día brillante de sol; el cielo celeste con algunas nubes blancas; flores color rosa y violetas en un gran jardín verde; árboles altos y esbeltos; montañas grisáceas y onduladas; una pequeña casa blanca cerca de un lago plateado... Los colores irradiaban calidez y paz.
Mientras daba un paso hacia atrás para contemplar el cuadro desde cierta distancia, mi pie se enganchó con la pata de la mesa, y me tropecé. Sentí que algo se cayó. Cuando recuperé el equilibrio, miré el cuadro sin poder creer lo que veían mis ojos. La taza de agua que había estado usando se había volcado a lo largo de la pintura, empapándola y dejando manchas sin forma. No había nada que hacer para solucionar el daño.
En el principio, el Gran Artista se sentó para crear el mundo. Creó un cuadro perfecto que irradiaba su amor y reflejaba su imagen. Entonces ocurrió algo. Satanás derramó la taza de pecado sobre la creación perfecta. El trabajo artístico fue arruinado en su totalidad. A medida que el pecado conminaba a lo largo de los años, el Creador casi no podía reconocer su propia obra de arte. Tuvo que enviar a su Hijo para reparar el daño.
Los medios de comunicación están llenos de noticias escalofriantes todos los días: inundaciones, terremotos, enfermedades, violencia, destrucción. Las naciones declaran la guerra para encontrar la paz, los extremistas aterrorizan para agradar a Dios. El cuadro perfecto está arruinado.
¿Qué puede hacer una cristiana común como yo? En primer lugar, permanecer en calma. Dios quiere que confiemos en él y que sepamos que, en medio de este caos, él está al control. En segundo lugar, estudiar la Biblia y orar sin cesar. Esto es más importante que nunca. Y en tercer lugar, mirar más allá. Tenemos una bendita esperanza. Aunque ahora el cuadro dista mucho de ser perfecto, nuestro Creador tiene un plan. Habrá una tierra nueva que unas será destruida. Los colores del amor y el gozo brillarán por doquier, y en lugar, en el centro de este cuadro, estaremos tú y yo con nuestro Padre.
Vinita Gaikwad
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken
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