«No dejaré que las plagas destruyan sus cosechas y sus viñedos [...]. Yo, el Señor todopoderoso, lo he dicho» (Malaquías 3:11).
Hoy, nuestras botas se dirigen hacia un sembradío. Mira qué hermoso crece el maíz por acá, y las remolachas por allá. Qué belleza de vegetales. Pero un hermoso sembradío de vegetales como este puede transformarse en un terreno oscuro, seco y muerto debido una pequeña plaga conocida como pulgón.
Los pulgones son unos pequeños insectos que viven en la parte de abajo de las hojas de las plantas. Estos tienen unos picos que usan para abrir huecos en las hojas y extraerles el jugo. Algunos pulgones incluso le inyectan veneno a la hoja, haciendo que se marchite, muera y se caiga. Pero los pulgones tienen un enemigo natural: las mariquitas. Las mariquitas son insectos temidos entre los pulgones. Las mariquitas pueden volar y comerse a los pulgones de a miles.
El versículo de hoy dice que Dios puede evitar que nuestras cosechas sean destruidas por plagas como el pulgón. Porque Dios es todopoderoso. Si a él le interesan incluso tus cultivos, entonces también le interesan todas las cosas de tu vida. Así que tranquilo, dale la oportunidad de que acabe con las «plagas» que puedan afectar tu vida.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush