Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien (Romanos 8:28).
Mi esposo trataba de llamar al marido de mi prima con nuestro teléfono celular, cuando se dio cuenta de que había marcado un número equivocado. Una mujer, a quien él no le reconoció la voz, respondió. Pero, en vez de decir algo, mi esposo colgó. Cuando se logró comunicar con el esposo de mi prima, el sentía el sonido continuo de una llamada entrante, pero la ignoró.
Apenas colgó, el teléfono sonó. Era una mujer a la que yo le había dado los estudios bíblicos por Internet. Había visto nuestro número telefónico en el identificador de llamada después del llamado equivocado de mi esposo, y ahora respondía la llamada. Estaba feliz de que fuese nuestro número, porque estaba atravesando por varios problemas. Se había bautizado a principios, de este año y estaba feliz en la familia de la iglesia. Luego, se había mudado a una nueva ciudad, y no había podido ir a la iglesia porque estaba ayudando a sus nietos. Realmente quería ir a la iglesia, pero le daba vergüenza ir sola. Antes de colgar, pude orar con ella y asegurarle que todo estaría bien.
Conocía algunos amigos que vivían cerca de su casa, y si a ella le parecía bien le dije que les daría su número de teléfono y tal vez podría ir a la iglesia con ellos. Estaba encantada con la idea, y apenas me puse en contacto con los amigos de la zona ellos se contactaron con ella. No solo hicieron eso, sino también descubrí que un joven, un compañero de escuela de nuestra hija, asistía a la misma iglesia y era el director de Ministerio Personal. El también se puso en contacto con ella y la visitó en su hogar. Ahora tiene amistades en una nueva iglesia, y una vez más, alababa a Dios cada semana.
Mientras colgaba el teléfono, me sentía avergonzada por no haberla llamado antes. Muchas veces había tenido la intención de hacerlo, pero los días pasaban y cada vez estaba más ocupada. Aunque mi esposo estaba seguro de que había cometido un error al llamar a Patti en vez de a Pat, yo creo que todo formaba parte del plan de Dios y de sus tiempos, que esa llamada se realizara. Yo no había escuchado las sugerencias de Dios cuando él deseaba que la llamara, por lo tanto él lo resolvió de otra manera. ¡Lo alabo por eso!
Mi esposo trataba de llamar al marido de mi prima con nuestro teléfono celular, cuando se dio cuenta de que había marcado un número equivocado. Una mujer, a quien él no le reconoció la voz, respondió. Pero, en vez de decir algo, mi esposo colgó. Cuando se logró comunicar con el esposo de mi prima, el sentía el sonido continuo de una llamada entrante, pero la ignoró.
Apenas colgó, el teléfono sonó. Era una mujer a la que yo le había dado los estudios bíblicos por Internet. Había visto nuestro número telefónico en el identificador de llamada después del llamado equivocado de mi esposo, y ahora respondía la llamada. Estaba feliz de que fuese nuestro número, porque estaba atravesando por varios problemas. Se había bautizado a principios, de este año y estaba feliz en la familia de la iglesia. Luego, se había mudado a una nueva ciudad, y no había podido ir a la iglesia porque estaba ayudando a sus nietos. Realmente quería ir a la iglesia, pero le daba vergüenza ir sola. Antes de colgar, pude orar con ella y asegurarle que todo estaría bien.
Conocía algunos amigos que vivían cerca de su casa, y si a ella le parecía bien le dije que les daría su número de teléfono y tal vez podría ir a la iglesia con ellos. Estaba encantada con la idea, y apenas me puse en contacto con los amigos de la zona ellos se contactaron con ella. No solo hicieron eso, sino también descubrí que un joven, un compañero de escuela de nuestra hija, asistía a la misma iglesia y era el director de Ministerio Personal. El también se puso en contacto con ella y la visitó en su hogar. Ahora tiene amistades en una nueva iglesia, y una vez más, alababa a Dios cada semana.
Mientras colgaba el teléfono, me sentía avergonzada por no haberla llamado antes. Muchas veces había tenido la intención de hacerlo, pero los días pasaban y cada vez estaba más ocupada. Aunque mi esposo estaba seguro de que había cometido un error al llamar a Patti en vez de a Pat, yo creo que todo formaba parte del plan de Dios y de sus tiempos, que esa llamada se realizara. Yo no había escuchado las sugerencias de Dios cuando él deseaba que la llamara, por lo tanto él lo resolvió de otra manera. ¡Lo alabo por eso!
Anna. May Radke Waters
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken
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Autora: Ardis Dick Stenbkken