domingo, 2 de octubre de 2011

SABER ENVEJECER

Carona de honra es la vejez que se encuentra en el camino de la justicia. (Proverbios 16:31)

Una mujer de 92 años era trasladada a una residencia de ancianos, tras un largo tiempo de espera para ser aceptada en aquel lugar, A pesar de estar totalmente ciega, aquella anciana inspiraba aliento a todos lo que trataban con ella. Una joven se le acercó, la tomó del brazo y le pidió que la acompañara. Mientras subían en el elevador, la anciana pidió a su acompañante que le explicara cómo era su nueva habitación. Cuando la joven terminó de darle todos los detalles, la ancianita exclamó: «¡Me encanta!».
La joven se extrañó, porque sabía que la señora no podía ver, así que le preguntó: «¿Cómo puede estar segura de que le encanta, si no la ha visto?». La mujer respondió: «Si me gusta o no, no depende de cómo estén arreglados los muebles, sino de cómo esté arreglada mi mente. Ya he decidido que me gusta, porque esa es una decisión que tomo cada mañana cuando me levanto. Puedo pasar el día pensando en las dificultades que tengo o sentirme agradecida por facilidades que me han dado».
¿Has tenido la dicha de tratar con personas que, aunque afectadas por algún impedimento físico, saben sobreponerse y encontrar la felicidad? A mí se han acercado jóvenes qué no saben corno superar sus problemas económicos, y ante las grandes necesidades que tienen solo son capaces de lamentarse por su condición en lugar de luchar por encontrar alguna salida. También se han acercado mujeres que, afectadas por el peso de los años, tienen como único objetivo sentarse en un viejo sillón a ver pasar el tiempo. Recuerdo a mi abuelo materno. Durante muchos años estuvo ciego, pero nunca lo oí quejarse. Cuando alguien en casa necesitaba algo, sabía que mi abuelo podía echar una mano.
Si has llegado a los últimos años de tu vida, no te sumerjas en la depresión. Alégrate por lo vivido y por lo que todavía puedes dar. Las cosas dependen del modo en que las percibimos.
La vejez es como una cuenta bancaria: cada uno retira lo que ha depositado.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

INTERESADO EN LA BIBLIA A LOS 18 AÑOS

Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos. 2 Reyes 22:11.

Después de haber trabajado durante cinco años en colegios adventistas, noté qué cosas son las que les atraían a los adolescentes y jóvenes. Entre las que puedo nombrar está el "chateo" en la computadora, los teléfonos celulares sofisticados, los deportes, los peinados y la ropa de moda, la música, la televisión y sus programas, la Internet como herramienta de distracción, y el ocio y las películas de todo tipo.
Aunque estos colegios tenían horas de enseñanza bíblica, noté con preocupación que la Biblia no figuraba, salvo escasas excepciones, entre los gustos personales de mis alumnos. Tener una vida espiritual activa era para muchos sinónimos de "mala onda" o "aburrimiento".
La adolescencia y juventud de Josías forma parte de la excepción de jóvenes que viven a la luz de las Escrituras. La Palabra de Dios destaca que "hizo lo recto ante los ojos de Jehová... sin apartarse a derecha ni a izquierda" (2 Rey. 22:2). Comenzó a reinar como niño, a la edad de ocho años, y ya a los dieciocho dio órdenes para reparar el templo con los fondos recaudados. Fue en esa instancia cuando el sumo sacerdote Hilcías encontró el libro de la ley escrito por Moisés, completamente olvidado. Se le hizo saber del hallazgo al rey, y cuando el escriba Safan leyó el libro en la corte real, Josías "rasgó sus vestidos".
El rey sabía que su nación estaba condenada. Todo el pueblo israelita vivía en un paganismo práctico, olvidando completamente los requerimientos divinos que los distinguían como nación santa y pueblo elegido. El contraste era evidente, y después de escuchar la lectura del libro, Josías vio que los juicios de Dios eran inminentes. Consultó a Jehová y después de escuchar la respuesta divina, fue a la casa de Dios e hizo congregar a los dirigentes del pueblo y a "todos los moradores de Jerusalén". Una vez reunidos, el rey "hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto" (2 Rey. 23:2, 3).
Un joven rey de 18 años no solo se interesó en la Biblia, sino que inició una reforma espiritual a nivel nacional.
Al igual que a Josías, el Señor te necesita, no importa la edad que tengas, para que muestres los principios eternos del evangelio.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿QUIÉN LO IMPEDIRÁ?

Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder? Isaías 14:27.

Todavía no amaneció. La lluvia cae, mientras tú, con una taza de leche caliente, te sientas en tu sillón preferido para mirar la televisión, ya que el sueño huyó por completo. En la mesita de centro, está este libro que nunca lees, y resuelves abrirlo.
Estás sin sueño porque hoy, después de que salga el sol y la ciudad despierte, tendrás que enfrentar el peor día de tu vida. No es que tu vida sea un caos o algo por el estilo. ¡Podrías decir que tu vida es buena! Una linda esposa, buenos hijos, buen empleo, buena casa, buen auto... Pero, de un tiempo para acá, sientes que todo y todos están en contra de ti; parece que la "marea de la vida" dio una vuelta, y en tu playa tranquila aparecen olas gigantes.
Hoy tienes que enfrentar un día pesado, y simplemente no sabes qué hacer. Nadie, en tu casa, lo sabe. Todos duermen. Te sientes solo, rodeado de personas que ignoran el volcán de emociones que abriga tu corazón. Nada es peor que la soledad rodeado de personas.
Era más o menos así que el pueblo de Israel se sentía, abandonado por Dios. En el fondo, los israelitas sabían que la culpa era de ellos Pero, a pesar de eso, creían que Dios podría haber sido un poco más misericordioso y haber impedido que Asiría los destruyese de esa manera. Las noches eran interminables, y los días, agobiantes.
Dios controla la vida, a pesar de que las cosas parezcan fuera de control. La fe es dar crédito a esta confianza. El texto de hoy nos habla de ese Dios: cuando todos creían que Asiria sería la eterna potencia mundial; cuando nadie pensaba en una salida a corto o mediano plazo; cuando el desánimo se movía, como nube negra, sobre ellos, Dios tenía sus planes. El problema era que los planes de Dios parecían irreales, imposibles y casi infantiles.
Dios es Dios: él es el Creador del cielo y de la tierra. Conoce no solo cada persona y cada problema, sino también tiene la solución. Para Israel, era destruir a Asiria y a su ejército. ¿Y para ti? Bueno, para ti no lo sé. Y continúas despierto: tampoco tú lo sabes; pero Dios sí sabe.
Ya empieza a brillar el sol de un nuevo día, y vuelves a preguntarte: ¿Puede Dios resolver mi drama? Claro que puede, "porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?"

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón