Lugar: India
Palabra de Dios: Isaías 1:18.
Ladrones, eso es lo que eran, cada uno de los habitantes de la aldea. Los oficiales del gobierno se habían cansado de intentar mantener las cosas bajo control. La gente siempre estaba metida en problemas y, como eran tantos, era difícil hacer algo. Finalmente, los oficiales decidieron que lo único que podían hacer era destruirla aldea. De esa manera, sus habitantes se desparramarían.
Pero, antes de tener la oportunidad de ejecutar su plan, un grupo de cristianos preguntó si podían ir a trabajar allí.
-No van a conseguir nada de bueno -les dijeron algunos-. Allí, todos son una banda de bandidos.
Pero, los cristianos no se desanimaron. Comenzaron a compartir el amor de Jesús y a hablar a la gente acerca de Dios. El líder de la aldea decidió aceptar a Jesús como su Salvador. Uno por uno, todo el resto siguió su ejemplo y, eventualmente, toda la aldea se hizo cristiana.
Todos vivieron una experiencia que les cambió la vida. Dejaron de robar y de hacer otras cosas malas.
-No va a durar mucho -sostenían los oficiales de gobierno-. Esperen un tiempo; van a volver a hacerlo.
Pero, para su sorpresa, no recibieron más quejas acerca de los aldeanos.
Entonces, un día, uno de los ex ladrones se mudó a otra aldea.
-Vigílenlo con cuidado -avisaron los oficiales, enviando un espía para que lo siguiera.
El espía vio que el hombre llevaba un paquete y pensó que estaba por hacer algo malo. Pero, cuando siguió al hombre hasta su casa, vio que había pedido prestada una Biblia a un vecino cristiano.
Y el hombre estaba leyendo en voz alta del libro de Isaías: "Vengan, pongamos las cosas en claro -dice el Señor-. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!"
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson
Palabra de Dios: Isaías 1:18.
Ladrones, eso es lo que eran, cada uno de los habitantes de la aldea. Los oficiales del gobierno se habían cansado de intentar mantener las cosas bajo control. La gente siempre estaba metida en problemas y, como eran tantos, era difícil hacer algo. Finalmente, los oficiales decidieron que lo único que podían hacer era destruirla aldea. De esa manera, sus habitantes se desparramarían.
Pero, antes de tener la oportunidad de ejecutar su plan, un grupo de cristianos preguntó si podían ir a trabajar allí.
-No van a conseguir nada de bueno -les dijeron algunos-. Allí, todos son una banda de bandidos.
Pero, los cristianos no se desanimaron. Comenzaron a compartir el amor de Jesús y a hablar a la gente acerca de Dios. El líder de la aldea decidió aceptar a Jesús como su Salvador. Uno por uno, todo el resto siguió su ejemplo y, eventualmente, toda la aldea se hizo cristiana.
Todos vivieron una experiencia que les cambió la vida. Dejaron de robar y de hacer otras cosas malas.
-No va a durar mucho -sostenían los oficiales de gobierno-. Esperen un tiempo; van a volver a hacerlo.
Pero, para su sorpresa, no recibieron más quejas acerca de los aldeanos.
Entonces, un día, uno de los ex ladrones se mudó a otra aldea.
-Vigílenlo con cuidado -avisaron los oficiales, enviando un espía para que lo siguiera.
El espía vio que el hombre llevaba un paquete y pensó que estaba por hacer algo malo. Pero, cuando siguió al hombre hasta su casa, vio que había pedido prestada una Biblia a un vecino cristiano.
Y el hombre estaba leyendo en voz alta del libro de Isaías: "Vengan, pongamos las cosas en claro -dice el Señor-. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!"
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson