«Como gorrión perdido o golondrina sin nido, la maldición sin motivo jamás llegará a su destino» (Proverbios 26: 2).
Hoy visitaremos una cueva. ¿Oyes ese sonido de alas batiéndose? Parece que viene de arriba. Creo que son murciélagos. Están volando por todas partes. Espera un momento. No son murciélagos. ¡Son aves! Desde lejos parecían murciélagos, pero ahora veo que son golondrinas. Si te fijas podrás ver sus nidos en las paredes de la cueva, fijados con un pegamento hecho por ellas mismas.
Tal vez habrás visto algunas golondrinas volando por tu vecindario. Cuando cazan insectos su vuelo es veloz y acrobático, y pareciera que no frenaran. De hecho pareciera que nunca se posan en ningún lugar ¿Alguna vez alguien ha dicho algo de ti que no te resultó muy agradable? Si eso no te ha pasado nunca, en algún momento te pasará. Pero el versículo de hoy dice que «la maldición sin motivo jamás llegará a su destino». Al igual que las golondrinas, las malas palabras, insultos o chismes que alguien pueda decir no caerán sobre ti. Cuando eres una persona buena con los demás, no tienes de qué preocuparte. La gente se dará cuenta de que no te mereces lo que se ha dicho de ti y te respetarán por lo que eres. Así que no te preocupes por las «maldiciones voladoras», que nunca caerán sobre ti.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush