viernes, 22 de febrero de 2013

VE A LA CÁRCEL


Lugar: Guadalupe
Palabra de Dios: 8:1.

La señora O'Neil estaba frente a la puerta de la prisión, debatiendo si entrar o no. En su casa le había parecido una muy buena idea, pero ahora no estaba tan segura. ¿Qué diría? ¿Cómo se presentaría? ¿Querría verla aquel hombre?
Unos meses antes, alguien había entrado en la tienda de su esposo. El ladrón se había llevado algunos objetos valiosos. La policía había investigado, y unos días más tarde habían llamado a los O'NeiL para informarlos de que habían arrestado a alguien. Aparentemente, el hombre era buscado por otros delitos también, así que el juez lo sentenció a largos años en prisión.
Decidiéndose, la señora O'Neil abrió la puerta y entró. Dijo su nombre a la persona que estaba en la mesa de entradas y el nombre de la persona que quería visitar. Alguien la llevó hasta una habitación pequeña, donde esperó hasta que un guardia trajo al prisionero.
-Usted no me conoce -comenzó diciendo-, pero soy la esposa del hombre al que le robó.
-¿Qué quiere? -gruñó el preso-. ¿Está aquí para hacerme sentir mal por estar en la cárcel?
La señora O'Neil le aseguró que esa no era la razón por la cual había venido.
-Vine para presentarle a mi mejor Amigo -le dijo.
Cuando el hombre la miró inquisitivamente, ella le explicó que había sentido la impresión de que debía venir a verlo.
-Me pregunto si le gustaría estudiar la Biblia conmigo.
El hombre aceptó, y así fue que comenzaron a estudiar la Biblia juntos. Otros pidieron unirse a ellos, y pronto tenían un grupo de estudio de la Biblia allí, en la prisión. Los prisioneros se asombraron al aprender que "ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús". Sí, aun los ex criminales pueden aceptar el regalo de la salvación que ofrece Dios a todos.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

ERES UNA OBRA MAESTRA


Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte.  Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica. Efesios2:8-10.

En los museos del mundo se encuentran las obras de grandes artistas. Debido al costo elevadísimo que casi la mayoría de ellas tiene, es posible admirarlas únicamente desde los nichos en los que han sido resguardadas. O a veces está marcado un espacio limítrofe desde el cual se las puede admirar.
Al menos nueve millones de personas contemplan cada año la así considerada obra maestra de Leonardo da Vinci, la Gioconda, también conocida como La Mona Lisa, que se encuentra en el museo del Louvre en París. Esos visitantes pagan alrededor de cincuenta euros para llegar a la sala en donde está exhibida la famosa pintura, indudablemente una joya del arte.
Pero existe una obra maestra más excelente que la Gioconda, y eres tú, pues saliste de la mano del Artista divino. Eres una magnífica creación, no solo de sus manos, sino también de su corazón. Has sido dotada física, espiritual y emocionalmente con facultades semejantes a las del Creador. Esta evidencia la encontramos en el Sagrado Libro, cuando el propio Dios expresó: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza» (Gen. 1:26).
Han pasado más de quinientos años desde que la Gioconda nació de la mano de Da Vinci, y ha sido restaurada varias veces. Pero aún su enigmática sonrisa sirve de inspiración para muchísima gente.
Tú, que eres una obra de arte de Dios, tal vez también necesites una restauración. Puede ser que el paso de los años haya borrado los rasgos hermosos que Dios te dio al ser creada; en tal caso, clama con el salmista: «Restáuranos, oh Dios; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos» (Sal. 80:3).
La restauración que Dios nos ofrece va más allá de la simple «reparación terapéutica». Cuando el Señor nos restaura nos hace nuevas. Puede hacer surgir en nosotras motivos nuevos, expectativas diferentes, esperanzas frescas y un renovado deseo de vivir. No hemos sido creadas para ser exhibidas en un museo, sino para mostrar al mundo, por medio de nuestras vidas, la gracia infinita de Dios, y también para que seamos una fuente de inspiración para todos los que nos observan.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

LA ÚNICA GENTE A QUIEN DIOS RIDICULIZA


Yo frustro las señales de los falsos profetas y ridiculizo a los adivinos; yo hago retroceder a los sabios y convierto su sabiduría en necedad (Isaías 44:25).

El ser más cortés y educado del universo es Dios. No podría ser de otra manera. Él da a cada uno el mérito que le corresponde, y reconoce los aciertos que tiene cualquier ser del universo. Hasta a su archienemigo Dios trata con cortesía. Según el texto de hoy, a los únicos a quienes pone en ridículo son a los falsos profetas y a los adivinos. Por supuesto, esta es una forma de expresión y recurso estilístico del profeta, pero uno siente que es así. Los falsos profetas y los adivinos son personajes risibles.
El rey Jorge II de Inglaterra dijo en 1773 que sus colonias norteamericanas tenían poca inclinación a organizar una revolución. Muy poco después estalló la Guerra de Independencia de Estados Unidos y el monarca quedó en ridículo. Muchos años después, un oficial de la White Star Line dijo que era imposible que el Titanic, su transatlántico más reciente, se hundiera. En 1939, el New York Times declaró que el problema de la televisión era que la gente tenía que mirar fijamente una pantalla y que el norteamericano promedio no tendría tiempo para ello. Cualquier comentario a esta bobería sería ocioso. Un profesor británico de astronomía dijo, a principios del siglo XIX, que viajar por el aire a altas velocidades sería imposible, porque los pasajeros se sofocarían.
Momentos antes de escribir este comentario, leía el periódico. Una noticia decía: «Nueva fecha para el fin del mundo. ¡Entérate!». Me negué a leerla. Estoy harto de que nos quieran tomar el pelo. Pero bueno, tengamos cuidado. Algunos falsos profetas del tiempo del fin «harán señales grandes y milagros», capaces de engañar, «de ser posible, aun a los elegidos» (Mat. 24:24). Otros serán capaces de «hacer caer fuego del cielo a la tierra, a la vista de todos» (Apoc. 13:13). Por tanto, hay que tener cuidado y no despreciarlos ni ridiculizarlos. Eso solo lo puede hacer Dios. A nosotros nos corresponde estar alerta porque los engaños serán muy convincentes.
La prudencia incluye el rechazo decidido de horóscopos, la güija, además de libros y revistas y otras manifestaciones del ocultismo. Esos materiales no tienen ningún tipo de seriedad y no son nada fiables para conocer el futuro. Es mejor recurrir a la Palabra profética más permanente. Esta no falla y da certeza para el futuro.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

PIEDAD CON CONTENTAMIENTO


¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Lucas 18:24.

Estas palabras del Salvador tienen un significado profundo y merecen nuestro estudio más ferviente... Muchos que poseen grandes riquezas las han obtenido por medio de tratos ventajosos, beneficiándose a costa de otros seres humanos; y se ufanan de su astucia para cerrar un trato. Cada dólar obtenido de esa manera y su ganancia trae sobre sí la maldición de Dios...
Hombres y mujeres ricos han de ser probados más de lo que ya han sido. Si pasan la prueba, y eliminan las manchas de la deshonestidad y la injusticia de su carácter, y como mayordomos fieles le rinden a Dios lo que es suyo, a ellos se les dirá: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor" (Mat. 25:21).
"Ningún siervo puede servir a dos señores —dijo Cristo—; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro"... Cuando los fariseos, que eran avaros, escucharon estas cosas, se burlaron de él. Pero dándose vuelta hacia ellos, Cristo dijo: "Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación" (Luc. 16:13,15).
Al escribirle a su hijo en el evangelio, Pablo dice: "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores" (1 Tim. 6:6-10).
Pablo quería imprimir en la mente de Timoteo la necesidad de dar una instrucción tal que eliminara el engaño que tan fácilmente se introduce en los ricos, de que debido a su riqueza son superiores a otros que no tienen tantas posesiones como ellos. Suponen que sus ganancias son muestra de piedad...
Hay intereses elevados y santos que requieren de nuestro dinero, y el dinero invertido en estos le rendirá al dador un gozo más elevado y permanente que si hiera gastado para la gratificación personal o acumulado egoístamente por avaricia o ganancia. Review and Herald, 19 de diciembre de 1899.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White