viernes, 15 de marzo de 2013

HOMBRE MUERTO


Lugar: Rusia 
Palabra de Dios: Romanos 6:4,11.

Lo lamento, señor Lunkov -le dijo el oficial al taxista parado frente a él-. Su solicitud de un pasaporte ha sido negada.
-¿Puede decirme por qué? -preguntó el señor Lunkov.
-Sí, señor. De acuerdo con nuestros registros, usted está muerto. Murió hace cinco meses, por la explosión de una bomba, el 6 de febrero.
¿Pueden imaginarse la sorpresa del hombre, al oír estas palabras? Se enteró no solo de que había muerto, sino también de había sido enterrado en un cementerio.
Cuando el señor Lunkov investigó el asunto, descubrió que su esposa ciega había pensado que él estaba en el tren en el que explotó la bomba. Como ella no podía ver, pidió a su madre que identificara a una de las víctimas. Pensando que tenían a la persona correcta, lo sepultaron apropiadamente.
El señor Lunkov visitó su tumba en el sudeste de Moscú, y descubrió que había sido enterrado el día de su cumpleaños. Su nombre también aparecía en la lista oficial de personas muertas en la explosión. ¡Ojalá que el señor Lunkov haya podido convencer a las autoridades de que él todavía está vivo!
¿Es posible que una persona viva esté muerta al mismo tiempo? Esa es una pregunta tramposa. Romanos 6 explica que cuando aceptamos a Jesús en nuestra vida y somos bautizados estamos muriendo al pecado; en otras palabras, estamos dejando atrás nuestra vida de pecado y viviendo para Cristo.
La Biblia dice: "Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, afín de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva". "De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús".

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

¿QUIÉN NO ESTARÁ EN EL CIELO?

¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. 1 Corintios 6:9-10.

Muchas veces he soñado despierta con cómo será mi vida en el cielo, anticipando esos momentos que tanto tiempo llevo anhelando. He pensado en las personas que me gustaría encontrar allá pero también, y lo digo con sinceridad, he pensado en las personas que no me gustaría ver. Así soy de humana; con mi manera de pensar, me cuesta ver lugar en la tierra nueva para las personas que no parecen respetar a Dios en esta tierra.
Uno de mis personajes bíblicos favoritos es José. Su vida intachable, su voluntad férrea para hacer lo bueno, su confianza en el Señor, todo constituye una fuente de inspiración para mí ahora, y convivir con él por la eternidad será un privilegio enorme. Una de las mujeres que admiro y que buscaré en su domicilio celestial en cuanto llegue al cielo, es Ester. Me inspiran su valor y su entereza, cómo aún siendo una niña con tantas circunstancias en contra, pudo vencer las adversidades y llegar a ser reina.
Pero... ¿qué personas espero no ver allá? Pues todos aquellos asesinos que sin piedad cometen crímenes atroces, los ladrones, las prostitutas y muchos más, que ahora solo conozco por medio de la pantalla del televisor y las páginas de los periódicos.
Si en el cielo ya no habrá maldad ni pecado, es obvio que todas estas personas no estarán allí, y con un suspiro de alivio casi me dan ganas de aplaudir. Sin embargo, la mente y el corazón de Dios piensan diferente a mí. Él anhela que los que aquí en la tierra son criminales, ladrones, prostitutas, y que cometen toda clase de maldad, sean transformados mediante su poder y lleguen también a acompañarlo en el cielo. Es aquí donde el Señor necesita tu colaboración.
Dios espera que tú, qué construyes una familia y crias a tus hijos, hagas brotar desde la trinchera de tu hogar una vertiente de salvación para una sociedad que sucumbe bajo el peso de sus propios males. Seamos mujeres cristianas para que podamos establecer relaciones saludables, criar hijos sanos, y tener matrimonios que sean exitosos para esta vida y la eternidad.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

CONSERVA LA GLORIA DE TU FUERZA


La gloria de los jóvenes radica en su fuerza; la honra de los ancianos, en sus canas (Proverbios 20:29).

Un joven que ha atesorado toda la energía de su pubertad a través de una vida limpia y una actitud diligente, es digno de reconocimiento. No hay dudas al respecto. El joven vigoroso y sano tiene una gloria indiscutible. Un anciano respetable y sabio, también.
Eso me vino a la mente un 23 de octubre cuando leí que Pelé, el famoso astro del fútbol, había cumplido setenta años. En aquellos días le llovieron propuestas de homenajes, entrevistas y reportajes para celebrar su cumpleaños, pero el llamado rey del fútbol emitió un comunicado por medio de su representante: «Pelé festejará sus setenta años de la misma manera que los sesenta y nueve años anteriores: solamente con su familia». Luego dijo que su mejor regalo de cumpleaños era la salud y el amor de su familia y de sus admiradores.
Pelé jugó al fútbol y vivió su vida con caballerosidad y moderación. Al cumplir los setenta años, una nota de prensa decía: «El tono humilde y el bajo perfil son un rostro novedoso del exjugador, quien suele referirse a sí mismo en tercera persona». Su tono humilde y su bajo perfil actual contrastan con sus grandes logros. En 1956, a los dieciséis años comenzó su larga carrera profesional de veintiún años. Durante su trayectoria, anotó 1,281 goles en 1,363 partidos. Uno de los momentos cumbres de su carrera y de su vida fue la noche del 19 de noviembre de 1969, cuando anotó el emblemático gol número mil en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, Brasil, superando con un penalti, que dedicó a los niños, al guardameta argentino Edgardo Andrada, del Vasco da Gama. Conquistó treinta y un campeonatos, entre ellos los mundiales de fútbol de Suecia 1958, Chile 1962 y México 1970 y, con el Santos, el bicampeonato de las copas Libertadores e Intercontinental en 1962 y 1963. La Federación Internacional de Fútbol, y también la revista France Football, lo nombraron Jugador del Siglo y el Comité Olímpico Internacional, Atleta del Siglo.
Que a los setenta años un hombre que ha logrado tales hazañas y recibido tales honores viva humilde y prudentemente es, en realidad, «la gloria de las canas». Vivamos con la vista puesta en la conquista de grandes hazañas, pero con humildad y honor.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EN LAS HUELLAS DE CRISTO


Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, ...que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Filipenses 2:5-7.

El Hijo... había dejado sus riquezas, y honor, y gloria, y había revestido su divinidad con humanidad para que la humanidad se aferrase de la divinidad y llegara a ser partícipe de la naturaleza divina. No vino a vivir en los palacios de los reyes, sin preocupaciones ni trabajo, ni para disponer de todas las comodidades que naturalmente ansia la naturaleza humana. El mundo nunca vio a su Señor enriquecido. En los concilios del cielo había elegido permanecer en las filas de los pobres y oprimidos... y aprender del oficio de su padre terrenal. Vino al mundo para ser un reconstructor del carácter, e introducía en toda su obra de construcción la perfección que deseaba lograr en los caracteres que estaba transformando por su poder divino.
Tampoco rechazó la vida social de sus compatriotas. Para que todos se familiarizaran con Dios manifestado en la carne, se mezclaba con toda clase social, y fue llamado amigo de pecadores. En sí mismo, Cristo poseía un derecho absoluto a todas las cosas, pero se entregó a una vida de pobreza para que pudiésemos ser ricos en tesoros celestiales. Aunque era comandante en la corte celestial, tomó el lugar más bajo sobre la tierra. Era rico, pero por nosotros se hizo pobre...
Por un tiempo reducido, el Señor le permite a su pueblo que sean sus mayordomos, para probar su carácter. En ese tiempo ellos deciden su destino eterno. Si obran en oposición a la voluntad de Dios, no pueden pertenecer a la familia real...
La evidencia de la obra de la gracia en el corazón se produce cuando hacemos el bien a todos según la oportunidad. La prueba de nuestro amor está en un espíritu semejante al de Cristo, buena voluntad para impartir las cosas buenas que Dios nos dio, la disposición para practicar la abnegación y el sacrificio propio a fin de ayudar en el avance de la causa de Dios y a la humanidad sufriente. Nunca deberíamos pasar de largo junto al objeto que apela a nuestra generosidad...
El Señor empleará a todos los que se entreguen para ser usados. Pero él requiere un servicio de corazón... Cuando se da el corazón a Dios, nuestros talentos, nuestra energía, nuestras posesiones, todo lo que tenemos y somos, serán dedicados a su servicio.— Review and Herald, 15 de mayo de 1900.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White