Os recomiendo, además, a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea (Romanos 16:1).
La carta que el apóstol Pablo escribió a los cristianos de la ciudad de Roma contiene saludos dirigidos a varias mujeres. Febe, por ejemplo, es la única mujer mencionada en el Nuevo Testamento a la que se le llama diaconisa. Además, sabemos que esta mujer es elogiada por la generosa ayuda que prestó a la iglesia, no solo en el plano financiero, sino en cuanto a influencia social.
Otra de las mujeres mencionadas por el apóstol es Priscila. Su esposo Aquila y ella fueron considerados por Pablo como valientes cristianos que arriesgaron sus vidas por él. Además, este matrimonio fiel había organizado una iglesia en su propia casa.
Se envía otro saludo a María, de quien únicamente se sabe que era muy trabajadora. Pablo recuerda a Trifena y Trifosa, nombres tan desconocidos como sus historias; se piensa que eran hermanas, y con seguridad ocupaban un lugar destacado en la iglesia cristiana primitiva, ya que el apóstol no se olvidó de ellas. Igualmente sucede con Pérsida. a quien se la conoce como una cristiana activa, aunque no conocemos sus experiencias. Pablo menciona también a una madre piadosa con tanto amor como si fuera su propia madre. Julia y Olimpas, hermanas de Nereo, están consideradas entre los santos a los que Pablo tiene en alta estima.
Seguramente te habrá sorprendido leer nombres que desconocías, pero cada vez que leemos la Biblia encontramos nuevas lecciones que aprender. En este capítulo de Romanos hay una enseñanza que no debe pasar desapercibida para nosotras: aunque estas mujeres son poco conocidas, Dios las utilizó para realizar una obra de vital importancia. Sus nombres no evocan historias tan famosas como otras, pero sin duda están escritos en los registros celestiales. Es allí donde su actividad en favor del progreso de la iglesia será plenamente conocida. Es allí también donde tu nombre será mencionado por ángeles y seres de todas las edades. ¿Escribirás tu historia en las crónicas celestiales?
Escribe tu historia al lado de Jesús, y será conocida por las edades sin fin.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
La carta que el apóstol Pablo escribió a los cristianos de la ciudad de Roma contiene saludos dirigidos a varias mujeres. Febe, por ejemplo, es la única mujer mencionada en el Nuevo Testamento a la que se le llama diaconisa. Además, sabemos que esta mujer es elogiada por la generosa ayuda que prestó a la iglesia, no solo en el plano financiero, sino en cuanto a influencia social.
Otra de las mujeres mencionadas por el apóstol es Priscila. Su esposo Aquila y ella fueron considerados por Pablo como valientes cristianos que arriesgaron sus vidas por él. Además, este matrimonio fiel había organizado una iglesia en su propia casa.
Se envía otro saludo a María, de quien únicamente se sabe que era muy trabajadora. Pablo recuerda a Trifena y Trifosa, nombres tan desconocidos como sus historias; se piensa que eran hermanas, y con seguridad ocupaban un lugar destacado en la iglesia cristiana primitiva, ya que el apóstol no se olvidó de ellas. Igualmente sucede con Pérsida. a quien se la conoce como una cristiana activa, aunque no conocemos sus experiencias. Pablo menciona también a una madre piadosa con tanto amor como si fuera su propia madre. Julia y Olimpas, hermanas de Nereo, están consideradas entre los santos a los que Pablo tiene en alta estima.
Seguramente te habrá sorprendido leer nombres que desconocías, pero cada vez que leemos la Biblia encontramos nuevas lecciones que aprender. En este capítulo de Romanos hay una enseñanza que no debe pasar desapercibida para nosotras: aunque estas mujeres son poco conocidas, Dios las utilizó para realizar una obra de vital importancia. Sus nombres no evocan historias tan famosas como otras, pero sin duda están escritos en los registros celestiales. Es allí donde su actividad en favor del progreso de la iglesia será plenamente conocida. Es allí también donde tu nombre será mencionado por ángeles y seres de todas las edades. ¿Escribirás tu historia en las crónicas celestiales?
Escribe tu historia al lado de Jesús, y será conocida por las edades sin fin.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera