Lugar: Singapur
Palabra de Dios:
¿Qué vas a hacer esta tarde? -me preguntó mi amigo a la salida de la iglesia.
Me encogí de hombros.
-No lo sé... Quizá dormir una siesta o algo así.
-¿Por qué no vienes con nosotros al hospital?
-¿Al hospital? ¿Para qué?
-Lo llamamos Grupo Rayos de Sol -me dijo-. Vamos por los pasillos y cantamos para los pacientes. Parece gustarles. Estás invitada.
Estuve de acuerdo en ir, y así fue como terminé yendo al hospital ese sábado de tarde. No estaba segura de cómo resultaría esa experiencia. Nunca me había sentido cómoda en un hospital, y cantar no era mi punto fuerte.
Entramos, y nos paramos a lo largo de un pasillo. Las puertas de las habitaciones de los pacientes estaban abiertas. Nuestro líder había traído una guitarra, y comenzó a tocar unos acordes. Pronto, estábamos cantando un canto tras otro. Las enfermeras nos sonreían, y a veces sacaban a los pacientes al pasillo en sillas de ruedas, para que nos vieran.
Después de cantar varias canciones, nos separamos y entramos en las habitaciones, para orar con los pacientes. Ellos estaban felices de vernos.
-Vuelvan pronto -nos pedían.
Y yo decidí ir con el Grupo Rayos de Sol todas las veces que pudiera.
Quizá te gustaría intentarlo algún día. Forma un grupo en tu iglesia; o quizá quieras hacerlo con tu familia. Visita un hogar geriátrico o un hospital. Esparce los rayos del Sol de justicia. Como dijo Jesús: "Necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron".
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson