martes, 29 de enero de 2013

“NO TENGO MÁS HARINA"

Lugar: Canadá
Palabra de Dios: Mateo 7:7,8.

La señora Berg abrió la alacena y se dio cuenta de que se le estaba acabando la harina. Necesitaría más, para hacer pan.
-¿Podrías ir hasta el almacén, a comprar harina? -le pidió a su esposo.
Su esposo sacudió la cabeza. No era que no quisiera ir hasta el almacén; el problema era que no tenía dinero. Los Berg acababan de mudarse a un pequeño pueblo, y habían dejado atrás un buen trabajo como docentes, para poder venir a ayudar a la gente de este pueblo. Ahora, aquí estaban, sin harina y sin dinero para comprarla.
-Oremos sobre esto -sugirió uno de ellos.
Entonces, el señor y la señora Berg, y su pequeño hijo, pidieron a Dios que les proveyera de acuerdo con su necesidad. A la mañana siguiente, al levantarse, encontraron la respuesta a sus oraciones apoyada contra la puerta de adelante. Era una bolsa de harina; no un paquete pequeño, sino ¡cincuenta kilos de harina!
Dios había respondido a sus oraciones. Había cumplido su promesa: "Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre".
Los Berg preguntaron en todos los almacenes, para descubrir quién les había llevado la harina. Hablaron con sus vecinos. Pero, nunca descubrieron de dónde había venido. Sin embargo, disfrutaron de muchas, muchas hogazas de pan.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

EL PODER DE INFLUIR

Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni tampoco muere para sí. Romanos 14:7.

Las mujeres tenemos una extraordinaria capacidad para influir sobre los demás. Lo he comprobado en mi experiencia como madre y esposa, y creo que tú estarás de acuerdo conmigo. ¿Por qué cuando acompañamos a nuestros esposos a comprar un traje, un par de zapatos o un automóvil, el vendedor se empeña en convencernos a nosotras primero de cuál es la mejor opción? Obviamente porque conoce el poder de persuasión de la mujer, y sabe que el camino más corto para hacer una venta es convencerla a ella.
En la Biblia encontramos narraciones extraordinarias de mujeres que ejercieron una influencia poderosa. Recordemos a Jocabed; solamente tuvo a su hijo Moisés unos cuantos años bajo su tutela, pero fue suficiente para sembrar en él los principios y valores que más tarde dirigirían la vida de ese gran líder. Por su parte, Eva tenía tanto poder de persuasión que su esposo renunció al llamado que Dios mismo le había hecho, con tal de no perderla. Elena G. de White comenta: «Adán había gozado el compañerismo de Dios y de los ángeles, había contemplado la gloria del Creador. Comprendía el elevado destino que aguardaba al linaje humano si los hombres permanecían fieles a Dios, sin embargo, se olvidó de todas estas bendiciones ante el temor de perder el don que apreciaba más que todos los demás. El amor, la gratitud y la lealtad al Creador, todo fue sofocado por amor a Eva. Ella era parte de sí mismo, y Adán no podía soportar la idea de una separación. Adán resolvió compartir la suerte con Eva. Si ella moría, él moriría con ella» (Patriarcas y profetas, cap. 3, p. 40).
Sé que nosotras, las mujeres de Dios, anhelamos ser, a cada paso que damos, una fuente de bendición para los demás, y lo lograremos en la medida en que dócilmente nos dejemos influenciar por el Espíritu Santo. Lo único que necesitamos es entrega, lo demás lo hará el Señor en nosotras.
Procura que lo que digas a otros con respecto a asuntos tanto triviales como importantes, esté respaldado por un «así dice el Señor». Analiza el consejo que vas a dar, así te darás cuenta de si lo que vas a decir emana de tu egoísmo. Si así fuere, con la fuerza de Dios sella tus labios. Aprovecha tu poder para persuadir a cada persona que encuentres en tu camino para que se entregue a Dios.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

CUATROCIENTAS PALABRAS

No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso (Proverbios 30:6).

El 18 de marzo de 2010 recibí la carta oficial con que se me invitaba a escribir el libro que ahora tienes en tus manos. En la misma se me dieron algunas indicaciones importantes; entre ellas, no exceder las cuatrocientas cincuenta palabras de comentario en cada lectura, ni tener menos de cuatrocientas. Si tienes paciencia para contar, encontrarás que todos mis comentarios respetan estos límites (incluidos también fechas, títulos y versículos guía).
Quizá te preguntes cuál sería la diferencia si de vez en cuando se excediera el límite establecido, o no se alcanzara. Bueno, eso crearía problemas de diseño y edición; el libro no se vería tan bien, sería más caro y menos exitoso.
La precisión en lo que hacemos es importante. Antes de sentarme a escribir esta mañana asistí a una clase de mecánica del automóvil que la Universidad de Montemorelos, México, ofrece a algunos de sus estudiantes. El maestro explicó los pasos principales para desmontar y volver a ensamblar un motor. Lo que más me impresionó fue la importancia de la precisión al ajustarlo si deseamos que funcione bien. Las piezas deben quedar alineadas en un ángulo preciso y encajar perfectamente. Los tornillos y las tuercas deben apretarse con una presión específica que es diferente, dependiendo de qué función realizan las piezas del motor. Si el mecánico piensa que un poco de imprecisión aquí o allá no importa, se notará en el funcionamiento del motor. Este tendrá poca potencia, quizá ni siquiera arranque o, peor aún, se podría dañar.
Los escribas que copiaban los manuscritos de la Biblia también tenían que ser precisos. Teodoro el Estudita (monje bizantino que vivió entre los siglos XVIII y XIX de nuestra era) registró las reglas que regían su Scriptorium: pan y agua al que se interesara tanto en el tema que dejara de escribir, ciento treinta penitencias por entregar pergaminos desordenados y sucios, cincuenta penitencias por tomar el material para escribir de un compañero, cincuenta penitencias por preparar más cola de la que se necesita usar en una sesión, treinta penitencias por quebrar una pluma. ¿Has pensado cuánto debemos a los escribas que nos transmitieron la Biblia con precisión?
Dios nos dio Diez Mandamientos que debemos obedecer con precisión si queremos que nuestra vida vaya bien. Si no somos precisos, se notará en el fracaso de nuestras familias, de nuestros trabajos y finalmente, de nuestra vida. Cuando emprendas tus actividades toma la decisión de hacer las cosas bien. Alguien dijo que las cosas deben hacerse rápidamente y bien; es una virtud que te traerá grandes dividendos en la vida.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

DIOS NO SE APARTARÁ DE NOSOTROS

Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Juan 6:37.

Jesús mismo, cuando habitó entre los hombres, oraba frecuentemente. La oración precedía y santificaba cada acto de su ministerio…
Encontraba consuelo y gozo en estar en comunión con su Padre. Y si el Salvador de los hombres, el Hijo de Dios, sintió la necesidad de orar, ¡cuánto más nosotros, débiles mortales, manchados por el pecado, no debemos sentir la necesidad de orar con fervor y constancia!...
No cultive el pensamiento de que debido a que usted ha cometido fallas, debido a que su vida ha sido oscurecida por los errores, el Padre celestial no lo ama y no lo escucha cuando usted ora... Su amoroso corazón se conmueve por nuestras tristezas y aun por nuestra presentación de ellas... Ninguna cosa es demasiado grande para que él no la pueda soportar; él sostiene los mundos y gobierna todos los asuntos del universo. Ninguna cosa que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeña que él no la note. No hay en nuestra experiencia ningún pasaje tan oscuro que él no pueda leer, ni perplejidad tan grande que él no pueda desenredar. Nadie ha caído tan bajo, nadie es tan vil, que no pueda encontrar liberación en Cristo....
Si mantenemos al Señor constantemente delante de nosotros, permitiendo que nuestros corazones expresen el agradecimiento y la alabanza a él debidos, tendremos una frescura perdurable en nuestra vida religiosa. Nuestras oraciones tomarán la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con un amigo. Él nos dirá personalmente sus misterios. A menudo nos vendrá un dulce y gozoso sentimiento de la presencia de Jesús...
Es algo maravilloso que podamos orar eficazmente; que seres mortales indignos y sujetos a yerro posean la facultad de presentar sus peticiones a Dios. ¿Qué facultad más elevada podría desear el hombre que la de estar unido con el Dios infinito? El hombre débil y pecaminoso tiene el privilegio de hablar a su Hacedor. Podemos pronunciar palabras que alcancen el trono del Monarca del Universo...
El arco iris rodea el trono como una seguridad de que Dios es verdadero, que en él no hay mudanza ni sombra de variación... Cuando venimos a él confesando nuestra indignidad y pecado, él se ha comprometido a atender nuestro clamor. El honor de su trono está empeñado en el cumplimiento de la palabra que nos ha dado.— Signs of the Times, 18 de junio de 1902.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White