«Verán que todo el país no es más que azufre, sal y tierra quemada. No se podrá sembrar en esa tierra, ni nada podrá producir; ni siquiera una hierba podrá crecer en ella, tal como sucedió en la destrucción de las ciudades de Sodoma» (Deuteronomio 29:23).
Hemos llegado a un lugar tenebroso en el que solo hay restos de sal y azufre. Entiendo por qué nada puede crecer aquí. El azufre es una piedra amarilla que se quema muy rápidamente. Por eso es que Sodoma y Gomorra ardieron tan rápido. La Biblia dice en Génesis 19:24 que llovió azufre sobre la ciudad y la consumió.
Sodoma y Gomorra fueron destruidas por su maldad. Sus ciudadanos se habían vuelto tan perversos, que Dios tuvo que tomar la decisión de destruirlas. Él no quería hacerlo, y le dio a sus habitantes la oportunidad de escapar de ellas, pero el pecado finalmente las destruyó.
Así como el azufre destruye, el pecado también lo hace. Dios quiere que permanezcamos lo más alejados que podamos del pecado. Algún día él tendrá que destruir nuevamente la tierra. Eso será cuando venga a buscar a los que lo aman para llevarlos al cielo. Él no quiere que nosotros quedemos atrapados por el pecado y el azufre. No te preocupes, que mientras lo ames y permanezcas aferrado a él, el azufre no podrá hacerte daño. ¡Saldrás volando hacia el cielo, camino a la gloria!
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush