viernes, 3 de febrero de 2012

PULGARCITO

«Luego hizo que se acercaran los hijos de Aarón, y también les untó sangre en la parte inferior de su oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho; después roció con la sangre los costados del altar» (Levítico 8:24).

Al parecer hemos llegado en plena ceremonia. Moisés está untando gotas de sangre en el pulgar y en el dedo gordo del pie de Aarón. Parece ser algo muy especial. Pero, ¿para qué está haciendo eso? Los pulgares no son una parte muy especial del cuerpo. ¿O si?
Deja caer un lápiz y recógelo. ¿Has necesitado usar tu pulgar? Ahora trata de recoger el lápiz pero sin usar el pulgar Ahora quítate los zapatos y da diez pasos sin usar los dedos gordos de los pies. Balancéate solo con los cuatro dedos restantes de cada pie. ¿Es difícil mantener el equilibrio?
Podemos tomar objetos pequeños con las manos fácilmente gracias a nuestros pulgares, y podemos correr velozmente y con un equilibrio perfecto gracias a nuestros dedos gordos de los pies. Estas partes del cuerpo son realmente importantes.
Tal vez piensas que tú no eres muy importante porque eres aún pequeño, pero eso no es verdad. Tú eres una parte muy importante de tu familia y de tu iglesia. Y también eres muy importante para Dios. Así que si alguien te llama «pulgarcito» por tu tamaño, simplemente respóndele: «¡Muchas gracias!».

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

PERROS Y GATOS

Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano. (Proverbios 18:24. NVI.

Muchas de nuestras amistades probablemente se remontan al período de la niñez. Quizás hemos asistido a la misma escuela, .a la misma iglesia, o hemos vivido en el mismo barrio. Pero muy pocas veces, y recalco, muy pocas veces, las amistades duraderas surgen a raíz de discordias o desavenencias. Sin embargo, fue de esa forma como Jorge y yo nos convertimos en amigos inseparables cuando cursábamos la escuela secundaria. Los dos éramos muy activos, amigables, bulliciosos y de carácter fuerte, tanto que chocamos desde el principio. Generalmente nos sentábamos en la misma parte del salón de clases, lo que fomentaba la tensión y los roces. Yo era amante de los gatos y él de los perros, seguro que ya te puedes imaginar el cuadro.
Los insultos iban y venían, adornados de sarcasmos, de ironía y de las más rebuscadas hipérboles. En numerosas ocasiones ambos salimos emocionalmente lastima-; dos. Con el paso del tiempo fue aumentado la tensión. Sin embargo, casi sin darnos cuenta, los gritos pasaron a convertirse en conversaciones amigables y el contacto que una vez rayó en la agresividad se convirtió en consideraciones del uno hacia el otro.
En nuestro último año de secundaria la vida nos hizo llegar a un mayor acercamiento al arrebatarnos a un ser muy querido para ambos. Fue entonces cuando reconocí la gran verdad manifestada en el libro de Proverbios: «Las suertes ponen fin a los pleitos» (Prov. 18: 18). Aquel fue el inicio de una amistad incondicional.
El don de la amistad es una de las mayores bendiciones que el Señor nos ha concedido. Saber que su brazo se extiende a través de un amigo incondicional y sincero nos proporciona tranquilidad y confianza. La Biblia asimismo nos recuerda la importancia de un buen amigo, que en ocasiones está más cerca de nosotros que un hermano carnal.
Desearía ser ese tipo de amiga mencionada en la Biblia: incondicional, sincera y, sobre todo, apegada a Jesús. Te invito a forjar tus relaciones de amistad de la misma forma en que lo hizo Jesús. Hónralo en cada una de tus acciones para que al final de tu vida no estés sola. Puedo decirte que han transcurrido varios años y Jorge, Jesús y yo seguimos de la mano.
Permite que Jesús te ayude a ser una buena amiga.

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Yoela Murillo

EL VERDADERO NEGOCIO DEL ZAPATERO

Agranda tu tienda de campaña, extiende sin miedo el toldo bajo el cual vives. Isaías 54:2.

«¡Siéntate, jovencito! Cuando Dios quiera convertir a los paganos, lo hará sin tu ayuda o la mía». Estas fueron las palabras que el ministro bautista John Ryland dirigió a un jovencito zapatero remendón llamado William.
¿Por qué lo mandaron a sentar? Porque William creía profundamente que la Palabra de Dios debía ser predicada a todo el mundo. Pero esa idea no era popular en sus días. Los líderes religiosos creían que la Gran Comisión de ir por todo el mundo predicando el evangelio había sido encargada solamente a los apóstoles.
Lo que el pastor Ryland no sabía era que el jovencito a quien había mandado a sentar no era de esos que se rinden con facilidad. Aunque de origen humilde, desde temprana edad William Carey, que así se llamaba el jovencito, había desarrollado la capacidad de pensar en grande. Según Samuel Fisk, en sus ratos libres aprendió a leer la Biblia en seis idiomas diferentes (40 Fascinating Conversión Storíes [Cuarenta relatos fascinantes de conversiones], p. 31).
No dispuesto a abandonar la pasión de su vida, en 1792 publicó un libro en el que señalaba que la predicación del evangelio en otras tierras no era una cuestión opcional, sino una obligación. Luego predicaría su famoso sermón basado en Isaías 54:2: «Agranda tu tienda de campaña, extiende sin miedo el toldo bajo el cual vives». En ese sermón lanzó un desafío a la iglesia diciéndole que había que «intentar grandes cosas para Dios, y esperar grandes cosas de parte de Dios». El impacto del sermón fue tan grande que poco después, en octubre de ese mismo año, se fundó la primera sociedad misionera.
El 11 de noviembre de 1793, William Carey llegó a la India. Allí dio inicio a un ministerio que duraría cuarenta años. Durante ese tiempo, Carey tradujo la Biblia completa, o partes de ella, a 24 idiomas y dialectos, y miles de almas entregaron sus vidas a Jesucristo. Con razón se lo llama «el padre de las misiones modernas».
Se cuenta que en cierta ocasión uno de sus amigos se le acercó con una preocupación.
—William —le dijo—, al dedicarte tan de lleno a la predicación, descuidas tu negocio de remendar zapatos.
—¿Descuidar mi negocio? —respondió William, asombrado—. ¡Mi negocio es predicar el evangelio! Remiendo zapatos solo para cubrir mis gastos.

Señor que tus negocios sean siempre mis negocios.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

¿DE VERDAD QUE ESTÁ ESCUCHANDO?

«Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman» (1 Corintios 2:9).

¿Alguna vez, mientras conversaba con alguien sobre algo importante, ha advertido que esa persona tenía la mente en «otra parte»? No estaba concentrada en lo que usted decía y hasta podía estar mirando hacia otro lado. ¿No le parece una actitud un tanto grosera?
En la vida cristiana es fácil que esto también ocurra. A menudo hablamos de la venida de Jesús y de cómo será el cielo, pero, por así decirlo, tenemos el corazón mirando para otro lado. Sin embargo, si tenemos un corazón puro (si somos sinceros y sin doblez), veremos a Dios. Me parece que muchas veces nos preocupa más la vida cotidiana que la eterna. Sin lugar a dudas, desde el punto de vista emocional, el aquí y ahora influye más en nosotros que el dulce porvenir eterno.
¿Qué tendrá preparado Dios para quienes lo aman? No hay palabras para describir la tierra nueva. Algunos lo han intentado: «Después me mostró un río limpio, de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad y a uno y otro lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en ella, sus siervos lo servirán, verán su rostro y su nombre estará en sus frentes. Allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos» (Apoc. 22:1-5).
«"No vi templo en ella; porque el Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero son el templo de ella" (Apoc. 21:22, VM). El pueblo de Dios tiene el privilegio de tener comunión con el Padre y el Hijo. [...] Estaremos en su presencia y contemplaremos la gloria de su rostro» (El conflicto de los siglos, cap. 43, p. 656).
Haga lo que haga hoy, dedique un tiempo a reflexionar sobre las palabras: «Verán a Dios». (Basado en Mateo 5: 8).

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill