Lugar: Estados Unidos
Palabra de Dios: Efesios 5:1,2.
Siti era un orangután hembra que alguien había rescatado de gente que lo había tenido ilegalmente como mascota. Ahora, vivía en un refugio para animales, donde estaba aprendiendo a sobrevivir por sí mismo en la selva.
Un día, Siti encontró un coco e intentaba abrirlo. Como no pudo hacerlo, lo tomó y se lo llevó a Jeff, uno de los empleados de la reserva animal. Le entregó el coco esperando que él se lo abriera. En lugar de hacerlo, Jeff le devolvió el coco a Siti, porque estaba tratando de enseñarle a hacer las cosas por sí misma.
El orangután lo intentó nuevamente, esta vez golpeando el coco con un palo. Pero después de un minuto se dio por vencido, y volvió hasta donde estaba Jeff y le dio el coco otra vez. Él le devolvió el coco.
Esta vez Siti hizo algo distinto. Era como si estuviera tratando de mostrarle a Jeff lo que quería que él hiciera. Tomó otro palo y comenzó a golpear el coco con él. ¿Era esto algo que hacían los orangutanes comúnmente? No, Siti estaba repitiendo lo que había visto que Jeff hacía con un machete, o cuchillo largo. Siti nunca había usado un machete para abrir un coco, pero había observado cómo el hombre trabajaba, y habiéndolo observado cuidadosamente, ahora podía imitarlo.
La Biblia dice: "Imiten a Dios, como hijos muy amados, y lleven una vida de amor". Imitar a Dios, ¡esa es una buena idea! Pero, antes de que podamos hacerlo, debemos observar cuidadosamente cómo obra él. Necesitamos leer la Biblia y así llegar a conocerlo. Solo entonces podremos imitar sus acciones, sus palabras, sus pensamientos. Pasa tiempo llegando a conocer a Dios, y aprende cómo puedes ser como él.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson