Mirad las aves de los cielos [... ] vuestro padre celestial las alimenta, ¿No valéis vosotros mucho más que días? (Mateo 6:26).
¿Cómo podré estar triste, como entre sombras ir, cómo sentirme solo y en el dolor vivir? Si Cristo es mi consuelo, mi amigo siempre fiel, si aún las aves tienen seguro asilo en él. Si aún las aves tienen seguro asilo en él
«Nunca te desalientes», oigo al Señor decir. Y en su Palabra fiado hago al dolor huir. A Cristo paso a paso yo sigo sin cesar y todas sus bondades me da sin limitar. Y todos sus bondades me da sin limitar.
Siempre que soy tentado o que en la sombra estoy, más cerca del camino y protegido voy. Si en mi la fe desmayara, y caigo en la ansiedad, ¡tan solo él me levanta, me da seguridad! ¡Tan solo él me levanta, me da seguridad!
Letra: Civilla D Martín
Música: Charles H Gabriel.
Coro: ¡Feliz cantando alegre, yo vivo siempre aquí. Si á cuida de las aves, cuidará también de mí!
Tras saber que la salud de los esposos Doolittle estaba seriamente deteriorada, la señora C D. Martín compuso este himno lleno de fe, confianza y optimismo: «Si el cuida de las aves, también cuidará de mí».
¡Cuánta fe, cuánta confianza, cuánta seguridad en un Dios que, a pesar de las luchas y dolores que hemos de enfrentar aquí, no nos abandona, sino que nos fortalece en nuestras debilidades! Estas palabras alentadoras han impulsado a muchos corazones desesperados por la enfermedad, la escasez e incluso por la muerte, a hallar un refugio confiable en los brazos de un Dios que solo tiene planes de progreso para el ser humano, que únicamente desea la felicidad y la prosperidad de todas sus criaturas.
¿Te has sentido atormentada alguna vez por las circunstancias de tu vida? ¿Tal vez la enfermedad o el remordimiento del alma, el vicio, la droga o la soledad te han golpeado fuerte? Si piensas que no hay salida para ti más que la muerte, recuerda las palabras de este himno y eleva a tu Dios una oración: «Señor, estoy al borde de! abismo, pero no me dejes caer, porque si cuidas de las aves, sé que también puedes y quieres cuidar de mí. En tus manos me entrego».
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
¿Cómo podré estar triste, como entre sombras ir, cómo sentirme solo y en el dolor vivir? Si Cristo es mi consuelo, mi amigo siempre fiel, si aún las aves tienen seguro asilo en él. Si aún las aves tienen seguro asilo en él
«Nunca te desalientes», oigo al Señor decir. Y en su Palabra fiado hago al dolor huir. A Cristo paso a paso yo sigo sin cesar y todas sus bondades me da sin limitar. Y todos sus bondades me da sin limitar.
Siempre que soy tentado o que en la sombra estoy, más cerca del camino y protegido voy. Si en mi la fe desmayara, y caigo en la ansiedad, ¡tan solo él me levanta, me da seguridad! ¡Tan solo él me levanta, me da seguridad!
Letra: Civilla D Martín
Música: Charles H Gabriel.
Coro: ¡Feliz cantando alegre, yo vivo siempre aquí. Si á cuida de las aves, cuidará también de mí!
Tras saber que la salud de los esposos Doolittle estaba seriamente deteriorada, la señora C D. Martín compuso este himno lleno de fe, confianza y optimismo: «Si el cuida de las aves, también cuidará de mí».
¡Cuánta fe, cuánta confianza, cuánta seguridad en un Dios que, a pesar de las luchas y dolores que hemos de enfrentar aquí, no nos abandona, sino que nos fortalece en nuestras debilidades! Estas palabras alentadoras han impulsado a muchos corazones desesperados por la enfermedad, la escasez e incluso por la muerte, a hallar un refugio confiable en los brazos de un Dios que solo tiene planes de progreso para el ser humano, que únicamente desea la felicidad y la prosperidad de todas sus criaturas.
¿Te has sentido atormentada alguna vez por las circunstancias de tu vida? ¿Tal vez la enfermedad o el remordimiento del alma, el vicio, la droga o la soledad te han golpeado fuerte? Si piensas que no hay salida para ti más que la muerte, recuerda las palabras de este himno y eleva a tu Dios una oración: «Señor, estoy al borde de! abismo, pero no me dejes caer, porque si cuidas de las aves, sé que también puedes y quieres cuidar de mí. En tus manos me entrego».
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera