Pero ¿dónde se halla la sabiduría? […] «Aquí no está», dice el océano. «Aquí tampoco», responde el mar (Job 28:12-14).
El ser humano tiene el deseo de desarrollarse como persona y de trascender. Lo que realizamos en la vida se genera a partir del pensamiento; luego se traduce en comportamiento, sentimientos y actitudes. Se cuenta que cierta vez el viento formó una pequeña ola. Una vez formada, la ola miró a su alrededor y vio otras, enormes y majestuosas, que se arrastraban por la arena hasta alcanzar las raíces de las palmeras.
-¡Oh, que desgraciada soy! –se dijo la ola pequeña-. Yo apenas llegaré hasta la orilla.
Luego vio otras olas que rompían contra las rocas en un magnifico estallido de agua y espuma.
-¡Oh, que insignificante soy! –insistió la ola-. Yo apenas salpicaré algunas gotas.
En eso estaba cuando una ola pasó a su lado y, al escuchar sus lamentos, le dijo:
-Tu problema es que no has visto todavía tu «verdadera naturaleza».
No sabes lo que eres y por eso piensas que sufres.
-¿No soy acaso una ola? –preguntó la pequeña ola-. Entonces, ¿qué soy?
-La ola es solo tu forma temporal, pero en realidad eres agua.
-¿Agua?
-Así es, eres agua. Eres parte del inmenso mar al que no puedes medir.
Cuando descubras que tu esencia es agua, entonces comprenderás lo que es ser una ola y tu sufrimiento desaparecerá.
Todo lo que realizamos en la vida se inicia con una imagen mental. El poder de la mente es tan fuerte que el organismo se adapta a los estados internos que mantenemos. ¿Por qué compararse cuando tú sabes que eres única a los ojos de Dios? ¿Por qué pensar que eres insignificante cuando tú decides cómo quieres ser? Recuerda que la felicidad, la belleza y bienestar no están en las cosas, sino en los ojos de quien los mira. Cristo dio su vida por ti porque tiene una gran estima por tu persona.
El ser humano tiene el deseo de desarrollarse como persona y de trascender. Lo que realizamos en la vida se genera a partir del pensamiento; luego se traduce en comportamiento, sentimientos y actitudes. Se cuenta que cierta vez el viento formó una pequeña ola. Una vez formada, la ola miró a su alrededor y vio otras, enormes y majestuosas, que se arrastraban por la arena hasta alcanzar las raíces de las palmeras.
-¡Oh, que desgraciada soy! –se dijo la ola pequeña-. Yo apenas llegaré hasta la orilla.
Luego vio otras olas que rompían contra las rocas en un magnifico estallido de agua y espuma.
-¡Oh, que insignificante soy! –insistió la ola-. Yo apenas salpicaré algunas gotas.
En eso estaba cuando una ola pasó a su lado y, al escuchar sus lamentos, le dijo:
-Tu problema es que no has visto todavía tu «verdadera naturaleza».
No sabes lo que eres y por eso piensas que sufres.
-¿No soy acaso una ola? –preguntó la pequeña ola-. Entonces, ¿qué soy?
-La ola es solo tu forma temporal, pero en realidad eres agua.
-¿Agua?
-Así es, eres agua. Eres parte del inmenso mar al que no puedes medir.
Cuando descubras que tu esencia es agua, entonces comprenderás lo que es ser una ola y tu sufrimiento desaparecerá.
Todo lo que realizamos en la vida se inicia con una imagen mental. El poder de la mente es tan fuerte que el organismo se adapta a los estados internos que mantenemos. ¿Por qué compararse cuando tú sabes que eres única a los ojos de Dios? ¿Por qué pensar que eres insignificante cuando tú decides cómo quieres ser? Recuerda que la felicidad, la belleza y bienestar no están en las cosas, sino en los ojos de quien los mira. Cristo dio su vida por ti porque tiene una gran estima por tu persona.
Blanca Dalila Ramírez de Góngora
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.