«¿Quién es la madre [...] de la escarcha? ¿Quién vuelve el agua dura como la piedra y congela la superficie del océano?» (Job 38:29,30).
¿En qué momento el agua está dura como una piedra? Cuando está congelada, por supuesto. Quitémonos hoy nuestras botas y pongámonos los patines de hielo. Mete tus pies en ellos, amárralos y levántate con cuidado. Muy bien, ya estás parado sobre el hielo con tus patines. Ahora impúlsate. ¡Bien! Ya estás deslizándote sobre el hielo.
¿Te has fijado que el hielo es más resbaladizo cuando tiene agua por encima? Si te deslizas por el hielo y este tiene agua en la superficie avanzas más rápido. De hecho, eso es lo que pasa cuando patinas. Cuando la hoja del patín se desliza en el hielo, lo fricciona y lo derrite. Puedes patinar de manera suave y rápida porque en realidad te estás deslizando sobre una capa de agua.
El Espíritu Santo también tiene el poder de derretir A veces el corazón de las personas puede tornarse frío como el hielo. Tal vez han sido heridos por alguien y su corazón se ha endurecido. Pero el Espíritu Santo puede «deslizarse» a través de un corazón frío y derretirlo.
El Espíritu Santo puede usarte con ese mismo propósito. ¿Conoces a alguien que tenga un corazón endurecido como el hielo? Pídele al Espíritu Santo que llene tu vida de bondad y que te ayude hoy derretir una buena cantidad de hielo.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush