Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad (Jonás 1: 21).
Lo que más admiro del registro bíblico es la forma en que presenta a seres humanos sujetos a errores como yo. Dios no permitió que sus siervos escribieran únicamente acerca de personajes de conducta intachable, porque de ese modo no nos identificaríamos con ellos. Así, leemos la historia de Jonás, el profeta escogido por Dios para una encomienda muy peligrosa. Si tú hubieras tenido que elegir a un profeta para aquella obra, ¿habrías elegido a un cobarde como Jonás? ¿No te sientes en ocasiones identificada con su cobardía?
Una de las profecías mesiánicas más hermosas la pronuncio el profeta Balaam, un hombre codicioso como pocos (ver Núm. 24: 17). También el rey David, aunque en palabras del mismo Dios era un hombre conforme a su propio corazón, cometió graves errores.
A pesar de la triste condición humana, Dios sigue llamando a hombres y mujeres para que sean sus siervos. Hoy, el llamado que te hace a ti te llega en forma de canción: «Ve al mundo hoy a realizar la obra, / ve a servir en medio del dolor. / Habrá desprecio, burlas y congojas, / más ve a él, te dice el Salvador. / Ve al mundo hoy, y líbralo de ansias, / saciar el hambre de su corazón, / dale hogar, amigos y familia, / Dios te dará su amor y bendición. / Ve al mundo hoy, quebranta las rencillas, / abre los ojos que no pueden ver. / Gasta, humilde, tu vida en el servicio, / Cristo en la cruz por ti gusto la hiel».
Dios tiene una misión para mujeres como tú y como yo, sujetas a defectos y errores. Al igual que en el pasado, Dios vuelve a poner sobre los hombros humanos la responsabilidad de transmitir su mensaje. Puede ser que te envié a otro lugar, lejos de donde vives, o que te envíe a los de tu casa.
La misión no es fácil. Muchos le rechazaran, otros se burlaran de ti. No faltará quien le tilde de fanática, pero habrá quien crea en tus palabras. Muchos serán movidos por el Espíritu Santo y se entregaran al Salvador. Por ellos, por amor a aquellos que como tu necesitan salvación, es que Cristo te dice: «Ve».
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Lo que más admiro del registro bíblico es la forma en que presenta a seres humanos sujetos a errores como yo. Dios no permitió que sus siervos escribieran únicamente acerca de personajes de conducta intachable, porque de ese modo no nos identificaríamos con ellos. Así, leemos la historia de Jonás, el profeta escogido por Dios para una encomienda muy peligrosa. Si tú hubieras tenido que elegir a un profeta para aquella obra, ¿habrías elegido a un cobarde como Jonás? ¿No te sientes en ocasiones identificada con su cobardía?
Una de las profecías mesiánicas más hermosas la pronuncio el profeta Balaam, un hombre codicioso como pocos (ver Núm. 24: 17). También el rey David, aunque en palabras del mismo Dios era un hombre conforme a su propio corazón, cometió graves errores.
A pesar de la triste condición humana, Dios sigue llamando a hombres y mujeres para que sean sus siervos. Hoy, el llamado que te hace a ti te llega en forma de canción: «Ve al mundo hoy a realizar la obra, / ve a servir en medio del dolor. / Habrá desprecio, burlas y congojas, / más ve a él, te dice el Salvador. / Ve al mundo hoy, y líbralo de ansias, / saciar el hambre de su corazón, / dale hogar, amigos y familia, / Dios te dará su amor y bendición. / Ve al mundo hoy, quebranta las rencillas, / abre los ojos que no pueden ver. / Gasta, humilde, tu vida en el servicio, / Cristo en la cruz por ti gusto la hiel».
Dios tiene una misión para mujeres como tú y como yo, sujetas a defectos y errores. Al igual que en el pasado, Dios vuelve a poner sobre los hombros humanos la responsabilidad de transmitir su mensaje. Puede ser que te envié a otro lugar, lejos de donde vives, o que te envíe a los de tu casa.
La misión no es fácil. Muchos le rechazaran, otros se burlaran de ti. No faltará quien le tilde de fanática, pero habrá quien crea en tus palabras. Muchos serán movidos por el Espíritu Santo y se entregaran al Salvador. Por ellos, por amor a aquellos que como tu necesitan salvación, es que Cristo te dice: «Ve».
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera