Lugar: Inglaterra
Palabra de Dios: Isaías 41:13
El médico frunció el ceño, mientras miraba más atentamente la ecografía.
¿Algo está mal? preguntó la mujer, ansiosamente. Ella estaba embarazada
de mellizos, y esperaba que no hubiese complicaciones.
Oh, no, todo parece estar Bien respondió el médico. Solo estaba dando
una segunda mirada. Esto es muy poco común.
Y le mostró a la mujer de lo que hablaba: las mellizas por nacer estaban
tomadas de la mano.
De esa manera pasaron toda su niñez. A las mellizas, Barbará y Shirley,
les encantaba estar juntas. Jugaban juntas; estudiaban juntas; dormían juntas.
Y adondequiera que fueran, la gente las veía tomadas de la mano. Y es era algo
bueno, porque un día salvó la vida de Barbará.
Cuando las dos niñas tenían nueve atlas de edad, fueron de compras con
su mama. Y, como siempre, las niñas iban de la mano cuando comenzaron a cruzar
una calle. Justo en ese momento, un auto dio vuelta la esquina rápidamente.
Shirley vio el auto que venía, y pegó un tirón de la mano de su hermana.
Desdichadamente, el auto igualmente golpeó a Barbará, lo que la envió al
hospital por un par de días. Sin embargo, si su hermana melliza no la hubiera
tirado para atrás, el auto la habría golpeado en la cabeza. Estar tomada de la
mano de su hermana salvó la vida a Barbará.
Tu también puedes tomar la mano de alguien que quiere estar contigo para
ayudarte y para mantenerte a salvo. Su nombre es Jesús. Esto es lo que el te
dice: «Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy
quien te dice: No temas, yo te ayudare».
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson