Él les dijo: «Venid vosotros aparte, a un lugar desierto, y descansad un poco» (Marcos 6:31).
Los discípulos, entusiasmados, contaban al Maestro todo lo que habian hecho durante sus primeras giras misioneras. Jesús estaba muy complacido por lo que oía, pero se daba cuenta de que estaban perdiendo el equilibrio. Entonces les dijo: «Vayamos a un lugar tranquilo para que descansen un poco». ¿Sabes?, incluso en las cosas buenas hay que tener equilibrio. Si nos agotamos y descuidamos nuestra salud, muy pronto estaremos enfermas y tendremos que abandonar lo que estábamos haciendo por falta de fuerzas para seguir adelante.
Con frecuencia cometemos el error de forzar nuestro cuerpo para que dé más de lo que realmente debe dar. Yo soy una de esas personas a las que le hace falta escuchar el sabio consejo de un esposo que me dice: «Descansa». Apartar un tiempo para recuperar energías emocionales, físicas y espirituales, es de vital importancia. La historia está llena de páginas escritas a medias, que no pudieron ser terminadas por talla de una pluma firme que llegara hasta el final. Aunque el mandato divino es apremiante y debemos hacer todo cuanto podamos en esta tierra, es importante que recordemos las palabras pronunciadas por Salomón: «Hay tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace» (Ecl. 3: 17).
Al no tener otras opciones de carrera, dediqué gran parte de mi adolescencia y juventud a estudiar piano. Como promedio permanecía cada día alrededor de cinco horas practicando la técnica y memorizando estudios, ejercicios y obras musicales. Había momentos en los que tenía que dejar de tocar y salir al palio, tomar agua, despejarme unos minutos y luego volver. Entonces, aquello que antes me resultaba difícil, ahora se hacía fácil, porque había dado un descanso a mis manos y a mi mente.
El Señor, en su sabiduría, nos da tiempo para todo. No trates de abarcar demasiado en un solo día. Se equilibrada. Regálate momentos para el esparcimiento y verás que lo que antes te resultaba difícil por el cansancio, ahora lo podrás hacer sin dificultad.
El tiempo es un regalo divino, úsalo sabiamente y será tu amigo.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
Los discípulos, entusiasmados, contaban al Maestro todo lo que habian hecho durante sus primeras giras misioneras. Jesús estaba muy complacido por lo que oía, pero se daba cuenta de que estaban perdiendo el equilibrio. Entonces les dijo: «Vayamos a un lugar tranquilo para que descansen un poco». ¿Sabes?, incluso en las cosas buenas hay que tener equilibrio. Si nos agotamos y descuidamos nuestra salud, muy pronto estaremos enfermas y tendremos que abandonar lo que estábamos haciendo por falta de fuerzas para seguir adelante.
Con frecuencia cometemos el error de forzar nuestro cuerpo para que dé más de lo que realmente debe dar. Yo soy una de esas personas a las que le hace falta escuchar el sabio consejo de un esposo que me dice: «Descansa». Apartar un tiempo para recuperar energías emocionales, físicas y espirituales, es de vital importancia. La historia está llena de páginas escritas a medias, que no pudieron ser terminadas por talla de una pluma firme que llegara hasta el final. Aunque el mandato divino es apremiante y debemos hacer todo cuanto podamos en esta tierra, es importante que recordemos las palabras pronunciadas por Salomón: «Hay tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace» (Ecl. 3: 17).
Al no tener otras opciones de carrera, dediqué gran parte de mi adolescencia y juventud a estudiar piano. Como promedio permanecía cada día alrededor de cinco horas practicando la técnica y memorizando estudios, ejercicios y obras musicales. Había momentos en los que tenía que dejar de tocar y salir al palio, tomar agua, despejarme unos minutos y luego volver. Entonces, aquello que antes me resultaba difícil, ahora se hacía fácil, porque había dado un descanso a mis manos y a mi mente.
El Señor, en su sabiduría, nos da tiempo para todo. No trates de abarcar demasiado en un solo día. Se equilibrada. Regálate momentos para el esparcimiento y verás que lo que antes te resultaba difícil por el cansancio, ahora lo podrás hacer sin dificultad.
El tiempo es un regalo divino, úsalo sabiamente y será tu amigo.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera