sábado, 8 de octubre de 2011

LA GRATITUD

Ellos le dijeron; a ¡Estás loca! Pero ella aseguraba que así era. (Hechos 12:15)

Rode, al igual que María, fue tildada de loca. Ambas tenían un mensaje maravilloso que dar, el cual habían recibido como respuesta a sus suplicas. Ambas habían orado mucho y tuvieron el privilegio de ser portadoras de una buena noticia. Ninguna de las dos se dio por vencida ante las burlas y la incredulidad de sus hermanos en la fe. ¿Te pareces a estas mujeres o eres de las que, por temor al qué dirán, apagas la llama que Dios ha puesto en ti para que des testimonio de lo que él hace en tu vida?
A veces tenemos la posibilidad de expresar nuestra gratitud por las cosas que Dios ha hecho en nuestras vidas, pero nos cohibimos de hacerlo porque pensamos que se van a burlar de nuestra ingenuidad. Entonces, en lugar de ordenar nuestros pensamientos y palabras y dejar que nuestro corazón agradezca a Dios libremente, sin prejuicios ni temores, decidimos hacer una oración mecánica o un comentario superficial y perdemos la oportunidad de tocar un corazón. Por eso en ocasiones nos dedicamos a escuchar los testimonios ajenos, para compararlos con nuestra propia experiencia y así valorar si lo que nosotras tenemos que contar es «interesante» o no.
Jesús actuaba con mucha más naturalidad que nosotros. Él daba gracias a Dios por todo, sin estar pendiente de si recibiría alguna mirada crítica o alguna burla. Cuando sostenía en sus manos la sencilla y escasa comida consistente en cinco panes y dos pececillos levantó al cielo sus brazos y bendijo a Dios públicamente, a pesar de que era tan «poca cosa».
¿Se dedica en tu iglesia tiempo a la testificación? Si es así no tienes que buscar en tus recuerdos algo notable por lo cual «valga la pena» dar testimonio. Dar gracias a Dios por lo cotidiano nos hace valorar cuan cerca está el Dios del cielo de todos nosotros. Cuando somos capaces de agradecer por las cosas que ni siquiera hemos pedido y que nos son concedidas diariamente como el sol o el agua, nos estamos preparando para recibir cosas mayores.
La gratitud es el mejor método para decirle al mundo que Dios es amor.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EL QUINTO MANDAMIENTO

Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. Éxodo 20:12.

Si bien en el inicio de este devocional dedicamos un mes para hablar de la relación familiar y vimos algunos aspectos bíblicos que ayudan a la cariñosa convivencia entre padres e hijos, nuevamente es oportuno hablar del deber que las Escrituras colocan sobre los hombros de cada uno de los hijos que tiene a sus padres con vida.
¿Te has preguntado más de una vez qué significa este mandamiento? ¿Cómo puedes honrar a tu padre y a tu madre?
Cuando yo aún era un niño, mi madre solía despedirme en la puerta de la escuela con estas palabras: "Honra a tu padre y a tu madre". Aunque entonces yo no tenía conocimiento teológico, bien sabía que esas palabras estaban vinculadas con los otros nueve mandamientos, atadas al bien y a la verdad.
La Biblia les habla particularmente a los jóvenes. Y ella nos enseña qué significa honrar a nuestros progenitores. Escucha: "Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento (Ecles. 12:1).
"Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia... Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad (Ecl. 11:9, 10).
"Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en las tablas de tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas" (Prov. 3:1-6).
"El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre... Hijo mío, si los pecadores te quisieran engañar, no consientas" (Prov. 1:7, 8, 10).
Si alguna vez tienes dudas acerca de lo que significa el quinto mandamiento, repasa estos textos bíblicos bajo la iluminación del Espíritu Santo. Nunca olvides que este mandamiento es el único con promesa, para esta vida y la venidera.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿QUIERES SER GRANDE?

Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Marcos 10:43,44.

En su sonrisa, había una acuarela de sentimientos; solo que, en lugar de colores, se mezclaban la cortesía, la tristeza, la rabia y el rencor. Su brillante carrera profesional se había ido a cualquier parte; por lo menos, eso creía Iris. La habían "rebajado" de puesto, y estaba dispuesta a renunciar.

-Es lo mínimo que puedo hacer, si me resta un poco de orgullo -me dijo, mientras enjugaba una discreta lágrima.

"Un poco de orgullo". Tal vez, ese fuese su problema, y ella no lo percibía. Los compañeros la acusaban de ser una "alpinista": aquella que solo piensa en crecer y escalar, sin considerar a los demás. Hasta que, un día, encontró a alguien que le hizo una jugada sucia: le creó intrigas con los jefes, y ahora se encontraba en esa situación desagradable.

El texto de hoy muestra que el Señor Jesús no vino a quitar del corazón humano el deseo de crecer profesionalmente. Nada hay de errado en aspirar a ser gerente o presidente; ese es un sentimiento positivo, limpio y cristiano. No puedes acomodarte, en la vida, siendo espectador del desfile de los victoriosos: debes aspirar, mirar alto, contemplar horizontes sin fin.

Pero, Jesús vino a enseñar la manera de llegar a ser el primero: "No será así entre vosotros", mencionó, refiriéndose a la forma desleal y egoísta en que las personas desean escalar posiciones, cuando no tienen a Jesús en el corazón.

Si deseas crecer, debes revisar tus motivaciones. ¿Qué es lo que te lleva a querer ser el primero? ¿El sueldo, los privilegios y el poder? ¿O el deseo de servir?

Si la motivación de tu trabajo es el deseo de servir y hacer felices a las personas, te sorprenderás con el resultado: la consecuencia natural será un cargo de liderazgo. El verdadero líder no es aquel que da órdenes, sino aquel que es seguido y obedecido porque conquistó el corazón de sus colaboradores.

Simple de ser dicho; difícil de ser vivido. Porque el orgullo te hace sentir que tú solo puedes, y que no necesitas de nada ni de nadie. ¡Mentira! La vida se encarga de demostrarte que no pasas de ser un simple ser humano.

¿Deseas ser próspero en tu vida profesional? Haz, hoy y siempre, del consejo del Maestro el blanco de tu vida: "Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón