Lugar: Vietnam
Palabra de Dios: 2 Timoteo 2:8,9.
Los policías revisaron la casa, buscando Biblias ilegales. Y, aunque Linh logró salvar algunas escondiéndolas en su mochila, los oficiales encontraron otras, ocultas por la casa. Arrestaron al papá, y se lo llevaron a la cárcel. Linh oraba por él todos los días. "Señor, está, por favor, con mi papá. Y sigue usándolo para que comunique tu amor a otros".
Durante una de las visitas a la cárcel, su familia logró entregar una lapicera, de contrabando, a su papá. Ahora, con la lapicera, él podía escribir versículos bíblicos que sabía de memoria. El único papel que pudo encontrar fue papel para cigarrillos, así que eso fue lo que usó. "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito...", escribió.
El papá de Linh quería compartir el versículo con otras personas, así que tan pronto como pudo le pasó el papelito a otro prisionero.
-Aquí hay un mensaje de Dios -le susurró.
El prisionero leyó la nota, y luego se la pasó a otro prisionero. El papá de Linh continuó escribiendo versículos bíblicos, y sus "sermones cigarrillos" se pasaban de celda en celda. Eso daba esperanza a los prisioneros, y muchos llegaron a conocer acerca de Dios y de su amor. Dios respondió las oraciones de Linh; él usó al papá de Linh para llegar a otros, aun en prisión.
El apóstol Pablo también compartió la Palabra de Dios mientras estaba prisionero, en Roma; de hecho, escribió muchos de los libros del Nuevo Testamento estando en prisión. Y esto es lo que escribió:
"Este es mi evangelio, por el que sufro al extremo de llevar cadenas como un criminal. Pero la palabra de Dios no está encadenada".
Dios puede obrar, en los momentos más difíciles, a través de personas que quieren servirlo. Su Palabra no puede ser encadenada.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson