Lugar: Ohio, EE. UU.
Palabra de Dios: 1 Corintios 13:5
James Ritty contó el dinero recaudado ese día en su restaurante en Dayton, Ohio. “Esto no me parece que esté bien”, pensó. “Tuvimos muchos más clientes que esto hoy. Debería haber más dinero”.
El problema parecía ser con el cajero, pero el señor Ritty no podía probarlo. Todo lo que sabía era que los clientes le pagaban directamente al cajero, y como no había nada que registrara la transacción, era difícil saber exactamente cuánto dinero había ganado el restaurante ese día.
Algunos comerciantes exigían a sus cajeros que anotaran todo el dinero que entraba. Pero, en los días de mucho trabajo era muy difícil hacerlo, y menos todavía estar seguro de que las cifras fueran las correctas.
“Es imposible”, se quejaban los cajeros, así que los dueños se encontraban de vuelta con el problema original.
El negocio seguía como siempre, y el señor Ritty decidió irse de vacaciones a Europa. Allá, por la década de 1870, la mejor manera de viajar era en un trasatlántico a vapor. Mientras Ritty estaba en el barco, uno de los tripulantes le preguntó si le gustaría visitar la sala de máquinas.
-Claro que sí -respondió el comerciante.
El Sr. Ritty disfrutó viendo cómo funcionaban las cosas. Pero, un aparato que contaba las revoluciones de la hélice lo fascinó especialmente.
Si una máquina podía contar cuántas veces daba vuelta la hélice, seguramente otra máquina podría registrar cuánto dinero recibía un cajero. Emocionado, cuando volvió a su casa en Ohio construyó la primera máquina registradora.
A veces, es importante registrar algo cuidadosamente. Pero, una de las cosas de las cuales no es necesario llevar la cuenta es de las cosas malas que te hace tu hermano, tu hermana o tu amigo. Recuerda, el amor “no guarda rencor”. No guardes rencor a nadie, sino sé paciente y rápido para perdonar.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson