Como lumbreras en el mundo, asidos de La palabra. (Filipenses 2:15,16).
La luna encubría al pequeño Sebastián quien, a hurtadillas, le había arrebatado a su hermano las partituras que guardaba tan celosamente. Ya que no se le permitía estudiar aquellas obras de los grandes compositores, él las obtendría como fuera, aunque para ello tuviera que pasar noches enteras copiando nota por nota aquellas partituras prohibidas. Seis meses tardó en poder saborear el triunfo, pero por fin podría tocar tan hermosas melodías.
Durante tres días, Sebastián se sentó al clavicordio y con sus manilas fue produciendo cada sonido, mientras su hermano estaba tuera de casa. Un día estaba tan absorto en la música, que no se dio cuenta de que su hermano había irrumpido inesperadamente en la sala, Al descubrir lo ocurrido, este le arrebató cruelmente las partituras que con tanto sacrificio había reescrito el pequeño genio.
Dura fue la reprimenda que recibió de su hermano, aunque no lo suficiente como para impedir que el pequeño Sebastián volviera a sentarse frente al clavicordio y, esta vez con los ojos cerrados, comenzara a tocar las notas directamente desde su memoria. Johann Sebastián Bach había superado todos los obstáculos. Ya nadie le podría quitar lo que atesoraba en su mente. Este extraordinario músico brilló en su época porque retuvo lo que para él era muy importante.
Podemos trasladar esta hermosa lección a nuestros días. En estos tiempos en que el esfuerzo, e! tesón y la perseverancia parecen valores a la baja, Dios llama a mujeres para que resplandezcan como luminares en un mundo decadente y anhelante de valores y principios sólidos. Es un privilegio ser llamadas por Dios a una obra tan sublime.
El texto bíblico continúa diciendo que las personas que se atreven a brillar en el mundo retienen la palabra de vida. Yo me atrevería a decir: «Porque retienen la palabra de vida, pueden brillar como luminares». Retener la palabra de vida es conceder vida a nuestro cuerpo y también inspiración a otros que necesitan luz para andar. No te des por vencida cuando los obstáculos se alcen como murallas ante ti. Aquel que te ha llamado para que muestres su luz, sostendrá la llama que ha puesto en ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
La luna encubría al pequeño Sebastián quien, a hurtadillas, le había arrebatado a su hermano las partituras que guardaba tan celosamente. Ya que no se le permitía estudiar aquellas obras de los grandes compositores, él las obtendría como fuera, aunque para ello tuviera que pasar noches enteras copiando nota por nota aquellas partituras prohibidas. Seis meses tardó en poder saborear el triunfo, pero por fin podría tocar tan hermosas melodías.
Durante tres días, Sebastián se sentó al clavicordio y con sus manilas fue produciendo cada sonido, mientras su hermano estaba tuera de casa. Un día estaba tan absorto en la música, que no se dio cuenta de que su hermano había irrumpido inesperadamente en la sala, Al descubrir lo ocurrido, este le arrebató cruelmente las partituras que con tanto sacrificio había reescrito el pequeño genio.
Dura fue la reprimenda que recibió de su hermano, aunque no lo suficiente como para impedir que el pequeño Sebastián volviera a sentarse frente al clavicordio y, esta vez con los ojos cerrados, comenzara a tocar las notas directamente desde su memoria. Johann Sebastián Bach había superado todos los obstáculos. Ya nadie le podría quitar lo que atesoraba en su mente. Este extraordinario músico brilló en su época porque retuvo lo que para él era muy importante.
Podemos trasladar esta hermosa lección a nuestros días. En estos tiempos en que el esfuerzo, e! tesón y la perseverancia parecen valores a la baja, Dios llama a mujeres para que resplandezcan como luminares en un mundo decadente y anhelante de valores y principios sólidos. Es un privilegio ser llamadas por Dios a una obra tan sublime.
El texto bíblico continúa diciendo que las personas que se atreven a brillar en el mundo retienen la palabra de vida. Yo me atrevería a decir: «Porque retienen la palabra de vida, pueden brillar como luminares». Retener la palabra de vida es conceder vida a nuestro cuerpo y también inspiración a otros que necesitan luz para andar. No te des por vencida cuando los obstáculos se alcen como murallas ante ti. Aquel que te ha llamado para que muestres su luz, sostendrá la llama que ha puesto en ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera