Lugar: Filipinas
Palabra de Dios: 1 Tesalonicenses 4:16, 17
—Volveré en dos semanas —dijo papa, mientras llevaba su maleta al auto.
Se dirigía al país de Bangladesh, a enseñar una materia en la escuela de extensión de nuestro colegio. Mi hermano y yo contamos ansiosamente los días que faltaban para que papa volviera. Diez días más, nueve, ocho, siete… A medida que el día de su regreso se acercaba, se me ocurrió una idea.
—Hagamos algo especial para darle la bienvenida a casa.
Fuimos rápido hasta la librería, después de la escuela, y compramos unas cartulinas. Cuando llegamos a casa, comenzamos a trabajar en nuestro proyecto. Usando marcadores de colores brillantes; dibujamos en las cartulinas. El toque final fueron las palabras «Bienvenido a casa, papa», que escribimos con colores fuertes.
El día de su llegada pegamos los carteles sobre la puerta del garaje para que, cuando papa llegara con el auto, lo primero que viera fuera nuestros carteles. Queríamos que papa supiera que estábamos felices porque había regresado.
Los carteles se convirtieron en una tradición en nuestra casa. Cada vez que alguien se iba por un tiempo más o menos largo, los demás miembros de la familia hacían carteles nuevos, para pegar sobre la puerta del garaje. El mensaje siempre decía: «Bienvenido a casa».
«Bienvenido a casa». Eso es lo que Jesús quiere decirnos a ti y a mí. Él ha prometido volver y llevarnos a vivir con él para siempre. «El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitaran primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre».
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson