Jehová tu Dios, te ha escogido para que le seas un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. (Deuteronomio 7:6).
La Biblia es un libro especial, confeccionado por un motivo especial. Dios escogió gente pecadora, sujeta a defectos y sentenciada a muerte, para que trasmitiesen su especial mensaje de salvación. Pero lo más grandioso es que todo lo hizo porque tú y yo somos especiales. ¿Cómo es posible que Dios nos considere tan especiales, si en realidad no somos más que pecadores condenados a muerte?
El texto de hoy nos dice que Dios nos ha elegido porque somos su especial tesoro. Tu vida y la mía son especiales porque por ellas se sacrificó el Señor. Dios nos ama, y por eso somos de un valor incalculable para él.
En Ecuador se encuentra La Tolita, centro de la cultura precolombina. Los arqueólogos descubrieron en esta región un verdadero tesoro de objetos de oro, plata y cobre que habían sido enterrados por las tribus que la habitaron entre los años 500 a. C. y 500 d. C. Este tesoro estaba allí mucho antes de haber sido descubierto, pero nadie sabía de su existencia. Del mismo modo Cristo, el mayor de los arqueólogos, cavó tanto en las profundidades de esta tierra, que sacó a la luz tu tesoro escondido. Un tesoro enterrado no tiene valor. Tu vida enterrada en el pecado carece de sentido. Pero sí dejas que Cristo te desentierre, entonces serás un verdadero tesoro.
El 21 de julio de 1966 nació un hombre formidable. Con la ternura de un bebé indefenso y arrullado por su madre, se convirtió en un especial tesoro de Dios. Este bebé ha llegado a ser un maravilloso tesoro para las congregaciones que ha pastoreado, para su familia y para mí, su esposa. De entre tantos hombres. Dios lo llamó a él para que pastoreara su rebañó, y él aceptó el llamamiento. Ahí radica la diferencia. Todos los seres humanos somos tesoros, pero algunos prefieren permanecer escondidos, mientras que otros se dejan utilizar por Dios.
Eres especial porque eres un tesoro para tu Dios.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
La Biblia es un libro especial, confeccionado por un motivo especial. Dios escogió gente pecadora, sujeta a defectos y sentenciada a muerte, para que trasmitiesen su especial mensaje de salvación. Pero lo más grandioso es que todo lo hizo porque tú y yo somos especiales. ¿Cómo es posible que Dios nos considere tan especiales, si en realidad no somos más que pecadores condenados a muerte?
El texto de hoy nos dice que Dios nos ha elegido porque somos su especial tesoro. Tu vida y la mía son especiales porque por ellas se sacrificó el Señor. Dios nos ama, y por eso somos de un valor incalculable para él.
En Ecuador se encuentra La Tolita, centro de la cultura precolombina. Los arqueólogos descubrieron en esta región un verdadero tesoro de objetos de oro, plata y cobre que habían sido enterrados por las tribus que la habitaron entre los años 500 a. C. y 500 d. C. Este tesoro estaba allí mucho antes de haber sido descubierto, pero nadie sabía de su existencia. Del mismo modo Cristo, el mayor de los arqueólogos, cavó tanto en las profundidades de esta tierra, que sacó a la luz tu tesoro escondido. Un tesoro enterrado no tiene valor. Tu vida enterrada en el pecado carece de sentido. Pero sí dejas que Cristo te desentierre, entonces serás un verdadero tesoro.
El 21 de julio de 1966 nació un hombre formidable. Con la ternura de un bebé indefenso y arrullado por su madre, se convirtió en un especial tesoro de Dios. Este bebé ha llegado a ser un maravilloso tesoro para las congregaciones que ha pastoreado, para su familia y para mí, su esposa. De entre tantos hombres. Dios lo llamó a él para que pastoreara su rebañó, y él aceptó el llamamiento. Ahí radica la diferencia. Todos los seres humanos somos tesoros, pero algunos prefieren permanecer escondidos, mientras que otros se dejan utilizar por Dios.
Eres especial porque eres un tesoro para tu Dios.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera