«Dije a los insensatos: "¡No os jactéis!"; y a los impíos: "¡No os enorgullezcáis; no hagáis alarde de vuestro poder; no habléis con cerviz erguida!"» (Salmo 75:4,5, RV95).
Me dolía mucho el cuello, así que fui al médico. Allí me tomaron una radiografía que mostró que uno de los huesos del cuello me estaba pinzando un nervio. Parece que había estirado mi cuello de una manera inapropiada y eso me había causado el dolor
El versículo de hoy habla de una clase de personas que estiran su cuello de manera inapropiada. ¿Alguna vez has visto a alguien alardear de que sabe más que os demás? Siempre noto que la persona que presume trata de estirar su cuello para intimidar. A eso es a lo que se refiere el versículo cuando habla de «cerviz erguida». La verdad es que es algo que no se ve hacerlo bien.
Dios no quiere que estires tu cuello para presumir, pues él nos ha pedido que seamos humildes. Cuando actuamos así con los demás es como si lo estuviéramos haciendo con Dios. Estamos diciendo que preferimos actuar a nuestra manera en vez de hacerlo a la manera de Dios.
Sé humilde. Baja tu cuello y muéstrales a los demás que los amas. Ámalos como lo hizo Jesús cuando estuvo aquí en la tierra y evita así un terrible dolor de cuello.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush