«Toda la caballería y los carros del faraón entraron detrás de ellos, y los persiguieron hasta la mitad del mar» (Éxodo 14:23).
Avancen, avancen, avancen. Estamos caminando con Moisés por el desierto y el ejército egipcio nos viene pisando los talones. ¿Cómo podremos escapar? Espera, una nube negra se ha interpuesto entre los egipcios y nosotros. Moisés estira ahora su brazo en dirección al Mar Rojo. Increíble, ¡el mar se está abriendo! ¡Estamos cruzándolo en seco! ¡Lo vamos a lograr!
¡Oh no! ¡Mira! La nube se está retirando y los carros tirados por caballos del ejército egipcio también están entrando por el camino seco en medio del mar ¡Sabía que esto no iba a funcionar! ¡Apúrate! ¡Corre! Ya llegamos a la otra orilla. Espera, Moisés está estirando de nuevo su brazo. ¡Mira! ¡El ejército del faraón está siendo tragado por las aguas! Me siento feliz, pero triste al mismo tiempo. Estoy feliz porque hemos podido cruzar hasta el otro lado de numera segura, pero triste portadas las personas que han muerto. Es asombroso. Nuestros pies fueron más rápidos que sus caballos.
La experiencia de los israelitas cruzando el Mar Rojo nos muestra que Dios puede hacer cualquier cosa, incluso cuando nos parece que no hay otra salida. Nunca olvides confiar en él. Dios siempre tendrá una salida para ti.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush