Lugar: Mozambique
Palabra de Dios: Deuteronomio 15:11
Nos gustaría colaborar con dinero para ayudar a las víctimas del tsunami -dijo Dercio, entregando algunos meticales de Mozambique (nombre de la moneda local) al voluntario de la Cruz Roja.
Era una pequeña donación, pero el voluntario de la Cruz Roja sabía que significaba un gran sacrificio para Dercio y su familia.
-Aquí hay algunas ropas -dijo Mbwebwe, el hombre que seguía en la fila, y entregó dos camisas limpias y prolijamente dobladas.
El voluntario de la Cruz Roja le agradeció, y colocó las dos camisas en la pila, que iba creciendo detrás de él.
Las pequeñas donaciones siguieron entrando. La gente se había enterado del desastre provocado por el tsunami en el sudeste asiático.
Miles de personas habían muerto, y muchas habían perdido todas sus posesiones. Las olas se habían llevado consigo casas enteras.
-Me gustaría poder dar más -dijo Kransinaque.
Y ese fue el sentimiento expresado por muchas personas que se acercaron al centro de donaciones de la Cruz Roja durante las semanas posteriores a la catástrofe. Querían ayudar, y estaban dispuestas a compartir lo poquito que tenían.
La gente podría haberse negado a dar, pensando que lo poco que tenían no podría ayudar mucho a los demás. Pero, aunque muchas de las donaciones fueron pequeñas, se fueron sumando, gracias a la generosidad de muchas personas como Dercio, Mbwebwe y Kransinaque.
Piensa en lo que tú puedes hacer para ayudar a otros que están en necesidad. La Biblia dice: “Gente pobre en esta tierra, siempre la habrá; por eso te ordeno que seas generoso con tus hermanos hebreos y con los pobres y necesitados de tu tierra” Quizá no tengas mucho para dar, pero recuerda que aun un poquito puede ser una gran bendición para alguien que necesita ayuda.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson