«Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre» (Juan 15:16).
Hoy hemos tenido que agachar la cabeza para entrar a través de una puerta rechinante a una habitación oscura con un dulce aroma. Es un sótano. Nuestros ojos han adaptado lentamente a la oscuridad, y en unos instantes notaremos que hay manzanas portadas partes. El señor Mermelada nos ha llevado a su almacén de frutas. Nos dice que él puede mantener las frutas frescas en ese lugar durante mucho tiempo. Seguidamente toma una manzana y anuncia que lleva allí más de un año. ¡Se ve deliciosa! Él nos dice que gracias a la oscuridad y la temperatura fría su sabor se ha mantenido como si estuviese recién cortada, a pesar de que ha pasado más de un año.
El versículo de hoy también habla de frutos duraderos. El fruto del que habla es la nueva vida y el nuevo corazón que Dios nos da cuando lo aceptamos como nuestro Salvador. El versículo nos dice algo más que es maravilloso: Jesús mismo nos ha escogido. ¿No te hace sentir especial? Jesús nos ama muchísimo. Él nos escogió personalmente y hará de nosotros seres bondadosos con frutos que permanezcan para siempre.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush