Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo (S. Juan 16: 33).
Me encontraba en una reunión de oración con un grupo de hermanas, con quienes cada lunes nos dábamos cita para orar las unas por las otras. De pronto recibí una llamada de mi prima diciéndome que esa tarde se le había detectado a mi mamá un tumor en el pulmón izquierdo y que yo necesitaba viajar a Mérida, Yucatán. Fue una noticia terrible para mí. Mi mamá había sido cristiana desde los nueve años de edad, una mujer fiel y con convicción. Nunca había fumado y había sido cuidadosa con su alimentación. Ahora la gran pregunta era: ¿Por qué Señor? El oncólogo habló con nosotros y nos propuso como tratamiento la quimioterapia, sin embargo, ella no estuvo dispuesta a recibirla. Entonces me dijo: «No te preocupes hija, si mi Dios ya dijo que ésta es la manera como me llamará al descanso, ¡alabado sea su nombre! Porque él sabe lo que hace. Yo estoy lista para cuando él lo disponga». Sus palabras todavía resuenan en mis oídos. Luego agregó: «Llévame al Sanatorio Naturista de Canoas, Nuevo León: si Dios quiere sanarme, estoy en sus manos, y si no, que se haga su voluntad». Y así fue. Cumplimos con su deseo y estuvo internada 45 días en el sanatorio naturista, de los que estoy segura disfrutó. Ella era tan amada por nuestro Creador y Salvador, que nunca se quejó de dolor. Ese sábado 26 de agosto de 2006, ya en su casa, a las cuatro de la tarde aproximadamente, Jesús llamó a mamá para descansar en sus brazos. Sin dolor alguno, con esa mirada tierna que mamá tenía, con sus ojos fijos mirando hacia el cielo exhaló su último aliento. En medio del dolor y el llanto que inundó nuestro ser, reuní a mis hermanos que estaban presentes, a mis tíos y a papá para darle gracias a Dios por lo que había hecho con mamá. Querida hermana, vale la pena ser fiel en este mundo porque él prometió darnos paz en medio del dolor y la aflicción. Créeme, Dios es real. Hoy anhelo la mañana gloriosa para gozar junto con Cristo la paz eterna.
Me encontraba en una reunión de oración con un grupo de hermanas, con quienes cada lunes nos dábamos cita para orar las unas por las otras. De pronto recibí una llamada de mi prima diciéndome que esa tarde se le había detectado a mi mamá un tumor en el pulmón izquierdo y que yo necesitaba viajar a Mérida, Yucatán. Fue una noticia terrible para mí. Mi mamá había sido cristiana desde los nueve años de edad, una mujer fiel y con convicción. Nunca había fumado y había sido cuidadosa con su alimentación. Ahora la gran pregunta era: ¿Por qué Señor? El oncólogo habló con nosotros y nos propuso como tratamiento la quimioterapia, sin embargo, ella no estuvo dispuesta a recibirla. Entonces me dijo: «No te preocupes hija, si mi Dios ya dijo que ésta es la manera como me llamará al descanso, ¡alabado sea su nombre! Porque él sabe lo que hace. Yo estoy lista para cuando él lo disponga». Sus palabras todavía resuenan en mis oídos. Luego agregó: «Llévame al Sanatorio Naturista de Canoas, Nuevo León: si Dios quiere sanarme, estoy en sus manos, y si no, que se haga su voluntad». Y así fue. Cumplimos con su deseo y estuvo internada 45 días en el sanatorio naturista, de los que estoy segura disfrutó. Ella era tan amada por nuestro Creador y Salvador, que nunca se quejó de dolor. Ese sábado 26 de agosto de 2006, ya en su casa, a las cuatro de la tarde aproximadamente, Jesús llamó a mamá para descansar en sus brazos. Sin dolor alguno, con esa mirada tierna que mamá tenía, con sus ojos fijos mirando hacia el cielo exhaló su último aliento. En medio del dolor y el llanto que inundó nuestro ser, reuní a mis hermanos que estaban presentes, a mis tíos y a papá para darle gracias a Dios por lo que había hecho con mamá. Querida hermana, vale la pena ser fiel en este mundo porque él prometió darnos paz en medio del dolor y la aflicción. Créeme, Dios es real. Hoy anhelo la mañana gloriosa para gozar junto con Cristo la paz eterna.
Mary Torres de Castellanos
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.