Lugar: Hawai, EE.UU.
Palabra de Dios: Marcos 12:32
Yo no le temo a Pele -dijo una mujer llamada Kapiolani-. Pele no es un verdadero dios.
Todos los que la oyeron se llenaron de miedo. Kapiolani, su jefe tribal, estaba hablando de la diosa principal, la diosa del fuego, que vivía en la cima de un volcán. ¿Qué haría Pele? ¿Castigaría a su jefe y los destruiría a todos?
Después de conocer al Dios verdadero en 1824, Kapiolani decidió mostrar a su gente que Pele no era una diosa, después de todo. Ella viajó muy lejos hasta el pie de la montaña, y luego, acompañada por muchos otros, ascendió hasta el cráter.
Quienes adoraban a Pele le advirtieron que no hiciera enojar a la diosa. Quedaron boquiabiertos cuando Kapiolani recogió algunas bayas, conocidas como las bayas sagradas de Pele.
-¿Estás loca? -le gritaron-. Nos traerás la ruina a todos.
Kapiolani corrió tranquilamente algunas de las bayas y arrojó el resto al cráter. Luego, abrió su Biblia y leyó en voz alta acerca del amor y la protección de Dios. Cuando tiró piedras adentro del cráter, la gente se encogió de miedo, esperando que la diosa se vengara. Pero, nada sucedió.
-Pele no es una diosa -le dijo a la gente-. Solo hay un Dios, el verdadero Dios del cielo.
Mientras Kapiolani hablaba del Dios que había llegado a conocer y a amar, la gente la escuchó asombrada. Enseguida se unieron a ella en oración y cantando alabanzas a Dios.
Muchas personas se enteraron de lo ocurrido, y pronto dejaron de adorar a sus muchos dioses y comenzaron a adorar al Dios del cielo. Kapiolani tenía "razón al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de él".
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson