«Es mejor comer legumbres con amor, que comer carne de res con odio» (Proverbios 15: 17).
Gabriel García Márquez describe en El amor en tiempos del cólera las discusiones entre Fermina Daza y su marido, el doctor Juvenal Urbino de la Calle. Un día, presa de la ira y la desesperación, ella le grita a su esposo:
—¡No te das cuenta de lo infeliz que soy!
Él le responde con unas palabras estremecedoras:
—Recuerda siempre que lo más importante de un buen matrimonio no es la felicidad sino la estabilidad.
Fermina y Juvenal solían discutir por nimiedades. Incluso un día se molestaron mucho al punto de que tuvieron que dormir en camas separadas durante un tiempo. ¿La causa de la disputa? La supuesta falta de jabón en el baño. Ambos llegaron a viejos y un día Juvenal murió al caer de una escalera. Entonces, Fermina pasó un tiempo reflexionando. Se dio cuenta de que había tenido un marido inmejorable, pero al recordar su vida encontraba más tropiezos. que complacencias, muchos desacuerdos mutuos, pleitos inútiles y rencores mal resueltos. Pero la vida ya se le había ido. Él ya no estaba para comenzar de nuevo.
Vivir para pelear no es vivir. En especial cuando se trata de una relación amorosa. He conocido parejas de novios que pelean frecuentemente y, cuando se casan, esa tendencia no cambia mucho. Un día, una vecina me comentó que una de sus hijas estaba casada y viajaba mucho por cuestiones de trabajo. Entonces, le pregunté si eso no afectaba a su matrimonio, pero ella me respondió:
«Al contrario, si no se ven tanto se pelean menos y duran más».
Satanás es un peligroso casamentero: «Muchos matrimonios no pueden sino provocar desgracia; y sin embargo, la mente de los jóvenes los induce a contraerlos porque Satanás los incita a ello, haciéndoles creer que deben casarse para ser felices, cuando no son capaces de dirigirse a sí mismos ni sostener una familia. Los que no están dispuestos a adaptarse al temperamento del otro para así evitar las divergencias y contiendas desagradables, no debieran casarse. Pero esta es una de las trampas seductoras de los postreros días, cuando miles echan a perder su vida presente y futura» (El hogar cristiano, pág. 78).
¿Te das cuenta de la importancia de saber elegir a la pareja? ¿A quién escucharás para decidir tu vida sentimental? ¿A Jesús o a Satanás? Ambos tienen atractivas propuestas para ti, aunque con objetivos muy distintos. La decisión es tuya.
Este día ruega al Señor que te ayude a prepararte para el momento de elegir al compañero de tu vida.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020
UNA NUEVA VERSIÓN DE TI
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2020.