Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo(Salmo 9: 1, 2).
A nuestro alrededor hay tanto por lo cual darle gracias a Dios que a veces no prestamos atención a todo lo que él hace por nosotras. Por situaciones ajenas a mi voluntad, estuve desempleada durante casi un año. A pesar de mi difícil situación, no perdí la fe; además, por primera vez en mi vida pude disfrutar a mis hijos en las vacaciones de primavera, llevarlos y recogerlos de la escuela y, en especial, gozarme de la pre¬sencia de ellos un verano completo.
Cuando regresaron a la escuela mi vida cambió. Llamé a una amiga que todavía trabajaba en una clínica donde hace años estuve empleada y me dijo que buscaban una asistente médico, así que me volvieron a emplear. Pronto regresé a trabajar e integrarme en mi nuevo ambiente laboral. La hija del médico al que asisto estaba embarazada y vivía en Italia junto con su esposo. Pero sufrió un accidente automovilístico donde se fracturó la pierna y, según los especialistas, no quedaría bien. Pronto me di cuenta de que su padre sufría mucho a la distancia y necesitaba apoyo espiritual. Junto con algunos amigos formamos un coro llamado Grupo Consagración y tenemos la costumbre de orar por pedidos especiales antes de practicar. Así que pusimos a esa joven en oración. Cada semana comentaba a su padre que orábamos por su hija.
Después de unos meses la pierna afectada sanó y hoy puede caminar sin ningún problema. Su padre está agradecido a Dios por la sanidad de su hija, al igual yo porque una vez más vi la mano de Dios. Él siempre tiene un plan para cada una de sus hijas. Cuando acepté regresar a esa clínica no sabía por qué Dios estaba permitiendo que volviera. Hoy reconozco que él tiene un plan para mí y de igual manera lo tiene para ti.
A nuestro alrededor hay tanto por lo cual darle gracias a Dios que a veces no prestamos atención a todo lo que él hace por nosotras. Por situaciones ajenas a mi voluntad, estuve desempleada durante casi un año. A pesar de mi difícil situación, no perdí la fe; además, por primera vez en mi vida pude disfrutar a mis hijos en las vacaciones de primavera, llevarlos y recogerlos de la escuela y, en especial, gozarme de la pre¬sencia de ellos un verano completo.
Cuando regresaron a la escuela mi vida cambió. Llamé a una amiga que todavía trabajaba en una clínica donde hace años estuve empleada y me dijo que buscaban una asistente médico, así que me volvieron a emplear. Pronto regresé a trabajar e integrarme en mi nuevo ambiente laboral. La hija del médico al que asisto estaba embarazada y vivía en Italia junto con su esposo. Pero sufrió un accidente automovilístico donde se fracturó la pierna y, según los especialistas, no quedaría bien. Pronto me di cuenta de que su padre sufría mucho a la distancia y necesitaba apoyo espiritual. Junto con algunos amigos formamos un coro llamado Grupo Consagración y tenemos la costumbre de orar por pedidos especiales antes de practicar. Así que pusimos a esa joven en oración. Cada semana comentaba a su padre que orábamos por su hija.
Después de unos meses la pierna afectada sanó y hoy puede caminar sin ningún problema. Su padre está agradecido a Dios por la sanidad de su hija, al igual yo porque una vez más vi la mano de Dios. Él siempre tiene un plan para cada una de sus hijas. Cuando acepté regresar a esa clínica no sabía por qué Dios estaba permitiendo que volviera. Hoy reconozco que él tiene un plan para mí y de igual manera lo tiene para ti.
Amarilis Johnson Rodríguez de Tom
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.