Lugar: California, EE.UU.
Palabra de Dios: Mateo 18:19, RVR
¡Crunch! ¡Pap! Josué y Jenny se sentaron de un salto en sus bolsas de dormir. Era plena noche, y estaban acampando en el Parque Nacional Sequoia. De pronto oyeron el ruido de vidrios rotos.
¿Qué fue ese ruido? susurró Jenny.
El papá se levantó a investigar. Abrió la puerta de la carpa, y alumbró con su linterna.
¡Oh, no! dijo. iOsos! ¡Tres osos! Una mamá osa y dos crías. Todos se quedaron muy quietos, con miedo de moverse.
Entonces, la mamá dijo: Hagamos un poco de ruido. ¡Quizás eso los aleje!
Ella comenzó a gritar, y Josué y Jenny se le unieron, hasta que se quedaron sin voz. Pero, los osos seguían allí. De hecho, uno de los oseznos se había subido al asiento trasero del auto y habla comenzado a comerse los duraznos que había allí.
¿Que podían hacer? ¿Qué pasaría si los osos decidían explorar la carpa? Entonces, Jenny sugirió que oraran. «Querido Dios, por favor, aleja a los osos», rogó al Señor.
¡Increíble! exclamó el papá un momento más tarde. La mamá osa salió corriendo hacia el bosque. Jenny, vuelve a orar.
Jenny rápidamente oró nuevamente. «Querido Dios, gracias por alejar a la mamá osa. Ahora, por favor, aleja a los cachorros, también». Y, créanlo o no, los oseznos dejaron de lado los duraznos que habían estado devorando y corrieron detrás de su madre tan rápido como podían.
Jesús nos dice: «Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho par mi Padre que está en los cielos».
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson